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Josè Luis Rojas Beltran.
A consecuencia de las garrafales contradicciones en las investigaciones que realiza la Procuraduría General de Justicia en torno al caso del artero crimen, que pareciera ejecución de Juan Sebastian González hijo del afamado cantante y compositor Joan Sebastian, el pasado sábado por la madrugada a las puertas del antro “The Grand Hotel Cuernavaca” y que han sido magnificadas por funcionarios de la institución, la noche de este lunes, la PGJ determino “degradar” al comandante del Grupo de Homicidios Apolinar Ramírez Castro, y nombrar en su lugar a Juan Carlos Valero Zagal, quien regresaba de una incapacidad médica.
De manera discrecional y pese a que trascendió desde la misma noche de este lunes, que ante tantas pifias, “se avecinaban cambios en la Procuraduría ”, estos únicamente alcanzaron al comandante responsable de la investigación de los homicidios que se cometen en Cuernavaca y toda la zona metropolitana, Apolinar Ramírez Castro y se “determinó”, reinstalar en el cargo a Juan Carlos Valero, quien hasta hace unos meses ocupaba esta comandancia y por motivos de salud, se incapacito.
Dicho “enroque” se da en medio de los desatinos y falta de resultados que la PGJ , ha dado en torno a las investigaciones para esclarecer el crimen de Juan Sebastian, pues tal y como lo reconoció el subprocurador general, Mario Vázquez Rojas, en r Ueda de prensa el lunes por la tarde, “no se tienen detenidos, ni nombres de los dueños del antro y hay declaraciones de testigos y trabajadores que se contradicen”.
Todo ello luego de que el pasado sábado de manera oficial se dio a conocer que el presunto asesino del Juan Sebastian era “el cadenero del lugar”, y posteriormente se reconoció que por versiones de los amigos y acompañantes del hoy occiso, “se trato de un individuo que llegó posteriormente”, mientras que trabajadores y encargados “de la seguridad” del antro, como René Patiño hijo del Director Operativo de la Policía Ministerial Héctor René Patiño Samano, declararon que el presunto asesino salió de dentro del antro y encontró a su víctima cuando esta iba llegando, se hizo de palabra con ella y termino disparándole en dos ocasiones primero en el tórax y después en el cuello.
De esta manera a tres días del crimen la PGJ , no ha podido determinar cual es “la verdad histórica de los hechos”, sigue sin detener a nadie, pues no ha podido determinar quien miente y mucho menos ha podido identificar al criminal, pese a que desde un principio se reconoció “extraoficialmente” que “el criminal era conocido por quienes trabajaban en el antro y por ello facilitaron su huida”.
