Tlaulli Preciado.
El partido de las selección mexicana también fue visto en algunas escuelas, tal como lo aprobó la autoridad eductiva , y no obstante que el secretario de educación José Luis Rodríguez Martínez afirmó que no se reportó ausentismo, muchos se fueron “de pinta”, sobre todo alumnos de secundaria, bachillerato y nivel superior, entre ellos, de las escuelas de Artes donde de plano no hubo actividad, y varios salones de la Facultad de Administración de la Universidad del Estado, como en otras carreras, los salones lucieron desiertos.
Lo que resulto cierto, fue el argumento que dio la Secretaría de Eduación Pública en el sentiod de que si no había televisión, no habrían ido a escuelas. Como botón de muestra, el niño Gustavo Ramírez, alumno de la primaria Atlamiliztlli, reconoció que si no le hubieran dado “chance” no habría ido: “pues si no, yo me hubiera quedado en la casa, viendo el partido con mi papà o alguièn queme cuidara”.
El partido se vivio en las aulas con nervioismo, los niños y niñas gritaban con fervor cada que el balón dirigido por pies de los seccinados mexicanos, se acercaba ala portería contraria: “ay, ay, go, go, go,nada… chintetes…ahora sí, Goooool” se escuchó en el aula, cuando finalmente el jugador Rafael Mañrquez hizo la anotación del empate.
Los alumnos tambien pudieron entrar a las escuelas con camiseta verdes y negras, aunque con las faldas o pontalones de los uniformes, de la misma, la mayoría de las maestras y profesores lucian atuendos del tricolor; en algunos planteles, había banderas en las puertas e incluso globos.
Tanto les gustó a los niños esta experiencia en la que compartieron con sus compañeros refrescos, botanas, tortas y hasta tacos, que adelantaron su petición a directores de los centros educativos, de que para el próximo partido en el que participará el selecionado naciona, que será transmitido por la mañana contra Uruguay el 22 de junio (el siguiente es a las13:30 contra Francia) se les dépermiso de llevar otra vez televisores.
Aunque México no ganó, el empate le dio pretexto a un buen número de jóvenes para salirse de los planteles, como un notorio grupo del Colegio de Bachilleres del Estado de Morelos (Cobaem) de Cuernavaca que con todo y uniforme, se trasladaron al zócalo de la capital morelense para “festejar”.