José Luis Rojas Beltrán.
Hasta el momento permanece recluido en el penal de Atlacholoaya el defraudador, Carlos Garza Madera, quien junto con algunos de sus familiares, por medio de la empresa Heron de México S.A. de C.V. defraudo a decenas de incautos con el cuento de que invirtieran en la compra de divisas para obtener a cambio jugosos dividendos, pero al final se quedó con más de diez millones de pesos, que hasta la fecha reclaman sus víctimas.
Es por ello que Carlos Garza tras ser detenido el pasado lunes en el aeropuerto internacional de la ciudad de México, a donde llegó procedente de Barcelona España, gracia a la colaboración de la Interpool, con la Procuraduría General de Justicia y ser recluido en el penal de Atlacholoaya, en cumplimiento a una orden de aprehensión se le fijo una fianza de más de 10 millones de pesos para que pueda enfrentar sus proceso en libertad, recursos que hasta el día de hoy no garantiza y por ello sigue tras las rejas.
A este accionista mayoritario de la empresa Heron México S.A. de C.V., a Garza Madera le fue impuesta por el Juzgado 2º Penal una fianza de 9 millones 774 mil pesos por reparación del daño; 200 mil más en obligaciones, y una multa de 30 mil 940 pesos por el delito de fraude genérico que el Código Penal considera no grave.
Como ya se ha informado el imputado es acusado de fraude por una cantidad que suma casi 20 millones de pesos, en agravio de decenas de personas que han iniciado por lo menos 14 denuncias hasta el momento, conforme a la Causa Penal 372/2010-2, donde se asienta que el engaño consistía en invitarlos a participar como inversionistas en la compra-venta de divisas extranjeras, con el “gancho” de que obtendrían altos rendimientos, con el método de las llamadas “pirámides”.
Es por ello que la Procuraduría General de Justicia invita a la población afectada por Heron México, S.A. de C.V., a que acudan ante el Ministerio Público a presentar la denuncia correspondiente, a fin de que no quede impune este delito que se castiga con cárcel y con esto que de recuperar su libertad con el pago de una fianza, esta sea lo más alta posible, que garantice la plena reparación del daño.