Dra. Georgina Flores Mercado
La música puede ser muchas cosas a la vez: arte, ruido organizado, ondas sonoras, cultura, espiritualidad, objeto de consumo y también objeto de estudio. Aquí presento algunas notas y reflexiones sobre cómo la música puede ser comprendida desde una mirada psicocultural.
La música ha sido generalmente considerada un fenómeno eminentemente sonoro. Sin embargo, desde las ciencias sociales la música puede ser también considerada un medio de expresión, de interacción, de identidad, estilo de vida o bien una forma de estar en el mundo. La música, entonces puede ser vista como una práctica cultural, y como tal puede ser comprendida por sus complejos usos sociales, sus significados, sus formas de producción y apropiación y la constitución de intersubjetividades e identidades.
Si aceptamos que la música es una práctica cultural, entonces podemos verla como un sistema de sonidos ordenados y significativos, que adquiere sentido a través de una colectividad. La música no tiene significados universales sino cada sociedad le otorga sentidos propios a partir de una historia y un contexto cultural concreto (Acevedo, V., 2005). Así, escuchar música es algo más que una respuesta fisiológica o conductual: escuchar más bien es el resultado de un complejo proceso histórico y psicocultural. Por ejemplo, es bien sabido que los sistemas de afinación han variado históricamente y de un contexto a otro: decir que un sonido está afinado o desafinado siempre depende del contexto histórico y cultural al cual pertenecen los oídos que escuchan determinado sonido (Goldáraz, J., 2004).
El estudio de la música desde una posición musicológica se remonta a mucho tiempo atrás. Confucio hace más de 2 mil 500 años ya se había interesado por recoger poesía y cantos populares de China (Mu, Y., 2003). La musicología esencialmente se ha encargado del análisis de la música a partir de su estructura, su morfología, armonía, y estilos, entre otros.
Un cambio importante en el estudio de la música fue dado por la Etnomusicología, la cual estableció la relación música-cultura: una relación abierta entre los fenómenos sonoros, el sujeto que los produce o se apropia de ellos y el contexto cultural. Alain Merriam en su libro The Anthropology of music (1964) establecía la relación cultura y música cuando afirmaba que:
…la música está hecha tanto de lo musicológico como de lo etnológico, y que el sonido musical es el resultado de procesos conductuales humanos que se hallan conformados por los valores, actitudes y creencias de la gente que comprende una cultura particular. El sonido musical no puede ser producido excepto por gente para otra gente, y aunque conceptualmente podemos separar los dos aspectos, uno no está realmente completo sin el otro. La conducta humana produce la música, pero el proceso es continuo; la conducta en sí misma está conformada para producir sonido musical, y entonces el estudio de una fluye en el otro (Merriam, A., 1964:6).
Al decir esto, Merriam edificó un puente entre el mundo sonoro y el mundo cultural, los sonidos y los símbolos, los agentes culturales y los instrumentos musicales. La música entonces fue configurada por la relación entre sonidos y los procesos histórico-culturales. Merriam también estableció la relación entre conducta y música ya que consideraba que los seres humanos producían el sonido y al hacerlo se comportaban, no sólo cuando cantaban concretamente una melodía, sino también en su modo de vida, fuera como músicos o como gente que escuchaba la música y respondía a ella.
Desde la Psicología cultural la música puede ser pensada desde la identidad pues la música nos permite preguntarnos y respondernos quiénes somos. Psicoculturalmente la música permite una vivencia del sí mismo individual y el nosotros colectivo: los sonidos organizados culturalmente son fuentes para el yo y el nosotros. Así la música al ser socialmente producida genera símbolos que nos permite autocomprendernos y reconocernos como parte de una cultura y una colectividad (Muñoz, A., 2006).
John Blacking en su libro How musical is man? (1973) propuso que todo ser social es un ser musical. Para Blacking la cuestión musical, no era una cuestión de profesiones y aprendizajes de academia, sino un proceso que define al ser, lo constituye como ser social, con lo cual Blaking ubica la música en un nivel ontológico.
La música para Blaking también era sonido humanamente organizado: había una relación entre las pautas de organización social y las pautas de organización musical. La música o las músicas no son hechas al azar sino responden a la cultura y sus prácticas (Reynoso, C., 2006).
Sin embargo, desde nuestra perspectiva psicocultural, podemos decir que no sólo el sonido está humanamente organizado sino que las personas a su vez estamos sonoramente organizadas. Si la música forma parte del mundo social podemos preguntarnos ¿cómo organiza la psique la música? ¿qué lugar le otorgan las personas a la música en la construcción de su identidad personal y colectiva? Y si la música organiza la vida social entonces ¿qué tipo de vínculos se construyen a través de la música? ¿qué formas identitarias y alteridades define la música?
A estas preguntas trata de responder la Psicología cultural ya que ésta considera que la cultura es constitutiva de lo psicológico pues decir que los elementos que componen nuestra subjetividad son de naturaleza simbólica es lo mismo que decir que son de naturaleza cultural. Nuestras subjetividades e identidades son construidas en la interacción con los demás, en un proceso social, un proceso intersubjetivo, entendiendo por éste el espacio en el cual las personas extraen y negocian los significados sobre la realidad que configuran con su experiencia psicológica (García-Borés, J., 2000). La psique entonces desde la Psicología cultural está hecha de lenguaje, con éste construye y categoriza el mundo y sólo a través de éste podemos acceder a ella. Por lo tanto, como señala Bruner (1991), a la Psicología orientada culturalmente no sólo le interesa lo que hace la gente, sino también lo que dicen que hacen y lo que dicen que los llevó a hacer lo que hicieron y sobre todo cómo dice la gente que es su mundo. Nos interesa entonces qué dice la gente sobre la música, su identidad y su cultura.
Fotografía: Erik Esparza.
Articulo extraido de Hypatia No. 26. Revista de divulgación científica tecnológica del Gobierno del Estado de Morelos.