Elementos de la Policía Ministerial que el día de hoy no cobraron su bono amparado en la “clave 40” del Fideicomiso de Seguridad Pública conocido como FOSEG, manifestaron su indignación en contra del personal administrativo de la Procuraduría General de Justicia, denunciando la forma inequitativa y discrecional en cómo se asignan estos bonos, pues acusan que principalmente se beneficia a amigos, amiguitas y recomendados y no a quien de verdad trabaja.
En primer lugar explicaron que el bono que los agentes cobran como resultado de su capacitación y preparación que han obtenido por medio de diferentes cursos y talleres, es un recurso federal que les es asignado y programado con mucha anticipación, por ello es absurdo el argumento de “los administrativos de la PGJ”, de que no hay dinero y que será hasta el diez o 25 de febrero cuando se los paguen.
Pero aún más destacaron los indignados policías que: “mientras a nosotros nos pagan estos bonos de 720 pesos a la quincena del FOSEG, con muchos problemas, hay otros bonos que paga la PGJ de manera discrecional, denominados de alto riesgo de más de 3 mil y hasta 7 mil pesos, a sus recomendados y amiguitas sin mayor requisito ni contratiempos”.
En estos casos insistieron los policías inconformes: “hay secretarias, hay novias y demás de funcionarios y jefes policíacos o hasta de sus escoltas, que gozan de este privilegio de cobrar bonos, sin ningún criterio más que el compromiso personal, pues son elementos que se encuentran tras un escritorio y se quedan con los recursos que debieran ser para los agentes que salen a las calles, a cumplir con su deber, pues como su nombre lo dice estos bonos son calificados para el trabajo de alto riesgo”.
Así lo destacaron los agentes, quienes afirmaron que habrán de sacar el listado de las amiguitas y demás personal femeninos de áreas como “El Jurídico”, Justicia Alternativa y otras más donde incluso gente identificada con ex jefes policíacos, cobra estos bonos de entre 3 y 7 mil pesos, por otras actividades que nada tienen que ver con el trabajo de policía que ellos realizan en la calles al combatir a la delincuencia.
Por ello como en otras ocasiones, demandaron la intervención de las autoridades competentes para revisar y fiscalizar la asignación de estos bonos, a los consentidos y consentidas de los jefes, mientras a los que de verdad hacen el trabajo los tratan como limosneros.