Toluca, México, 16 de enero de 2011.- La nutrición en la mujer varía constantemente según su etapa de la vida y sus cambios hormonales; la malnutrición o, por el contrario, una inadecuada alimentación basada en grasas, azúcares y golosinas que favorecen la obesidad, dará como resultado, a la larga, una vejez rodeada de problemas de salud durante el ciclo de vida.
En este contexto, para el Consejo Estatal de la Mujer y Bienestar Social (Cemybs), la alimentación es esencial en todas las etapas de vida de las mujeres, sin embargo, no todas tienen acceso a una nutrición óptima, debido a sus carencias económicas.
Por ello, la Secretaría de Desarrollo Social atiende a aquellas madres adolescentes embarazadas y adultas mayores en condiciones de pobreza alimentaria, mediante una pensión alimenticia donde se incluyen productos nutricionales de la canasta básica.
Y es que durante los primeros meses de vida, la leche materna es el alimento natural más completo; se reciben además, por primera vez los sabores de las frutas y verduras; una buena alimentación en esta etapa se asocia con una estructura ósea bien desarrollada, un peso armónico de acuerdo con la estatura, una expresión alerta y despierta, buen apetito, hábitos de sueño saludables y tránsito intestinal regular.
Asimismo, en la niñez se debe recibir una adecuada alimentación basada en lácteos como fuente de proteínas, además de calcio y vitaminas A y D, sin dejar de lado los cereales, la carne, las leguminosas y abundantes frutas y verduras.
Las necesidades alimenticias durante la pubertad y la adolescencia están dictadas principalmente por el momento del crecimiento, se recomienda una dieta basada en cereales, productos de origen animal, leguminosas, frutas y verduras; si se realizan actividades deportivas, se deberán consumir mayores cantidades de alimento de acuerdo con el gasto de energía.
De acuerdo con el Cemybs, durante el embarazo, el estado nutricional y los hábitos alimentarios de la mujer, son factores directamente relacionados a su salud y a la de su hijo, tales como un parto prematuro y problemas ligados al desarrollo del recién nacido, como la disminución de peso o talla. En esta etapa es importante la ingesta de calcio para prevenir hipertensión gestacional (preclampsia) y muchas complicaciones obstétricas y neonatales; así como el ácido fólico, esencial para prevenir deformaciones congénitas en el recién nacido. Se recomienda evitar el consumo de alcohol, tabaco u otras drogas.
Asimismo, a partir de los 45 años, aproximadamente, la mujer experimenta cambios hormonales, tal es el caso de la menopausia, que la obliga a efectuar cambios en su alimentación para adaptarse a las necesidades fisiológicas presentadas, puesto que los huesos pierden calcio y el hígado modifica su capacidad de transformar las grasas, pudiendo causar un aumento en sus niveles de colesterol y con ello, generar problemas cardiovasculares. Por lo cual, la alimentación debe ser equilibrada en los nutrientes básicos y lo mas variada posible a fin de incluir la suficiente cantidad de vitaminas y minerales.
Finalmente, el organismo estatal aseguró que durante la vejez se debe considerar la ingesta de antioxidantes, leches deslactosadas, carnes bajas en grasa, cereales y leguminosas, pero sobre todo, debido a los problemas de masticación que pueden presentar, una dieta suave. Se recomienda comer más a menudo pero en pocas cantidades, ya que de este modo, la digestión mejora y se contribuye a mantener un control adecuado de los niveles de azúcar.