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Mediante una solicitud de transparencia, la Secretaría de la Defensa Nacional (SEDENA), admitió que del año 2000 al año 2010, mil 680 integrantes de los Batallones de Fuerzas Especiales y los Grupos Anfibios de Fuerzas Especiales (GANFES), han desertado de las filas militares y los han catalogado como evadidos.
Además el documento detalla que en los últimos 2 años han perdido la pista a 121 soldados, mientras que más de mil 500 están desaparecidos, no saben de su paradero o si se han establecido en las filas de algún grupo delictivo; pese a que SEDENA ha mejorado los salarios de los efectivos, aumentándolos hasta en un 15 por ciento.
Esto se ha dado en un marco de lucha contra el narcotráfico, donde SEDENA ha señalado que en la década pasada ha tenido una pérdida anual de 168 comandos, entre francotiradores, paracaidistas, expertos en supervivencia, analistas de inteligencia y soldados especializados en reacción rápida.
Cabe mencionar que el informe da a conocer que el entrenamiento por parte de los elementos castrenses de fuerzas especiales es de 12 años, con “adiestramiento táctico avanzado altamente letal” y según informes de Actividades Militares de Interés del Departamento de Estado de Estados Unidos apuntó que de 2008 a 2010, un centenar de soldados de las Fuerzas Especiales mexicanas tomaron cursos de antiterrorismo, buceo de guerra, preparación para ranger y paracaidismo, entre otros. También hay registros de pago de estudios a 18 comandos mexicanos en la base aérea de Lackland, Texas, hecha por Washington. En 2009, 2 militares mexicanos participaron en el entrenamiento Preranger en Fort Benning, en una escuela en la que Estados Unidos entrena a personal castrense de toda América Latina. Otros dos militares estuvieron en el Centro Especial de Guerra John F. Kennedy y 11 más acudieron a la, sede del Comando de Operaciones Especiales de la Fuerza Aérea y la primer Ala de Operaciones Especiales.
Tras los estudios y entrenamientos de que les dota SEDENA a los elementos castrenses, ésta reconoció que no cuanta con programa alguno para dar seguimiento a desertores, ni existe forma de saber en dónde están.
