Javier López Sánchez se benefició, desde el poder de manera ilegal, de recursos provenientes de empresas privadas, quienes con tal de obtener trabajo negociaban cantidades económicas para la aprobación de sus productos, las cuales se fijaban entre 10 y 30 por ciento de comisión por obra o producto, para el cual con un sola orden los secretarios de gobierno adquirían o daban el fallo a favor de dicha empresa.
Entrevistado por Zona Centro Noticias, un empresario de la construcción habló sobre cómo se hacían los tratos con Javier López Sánchez, quien también refirió de sus entrevistas de trabajo que se realizaban en un bar ubicado en la carretera federal México-Acapulco, a la altura de los vibradores del Polvorín. Este negocio es administrado por su pareja sentimental, Claudia Guadalupe Rosales González, quien también trabajó en el Congreso del estado, durante el periodo que López Sánchez fue diputado.
Esta casa editorial investigó sobre el bar que también funciona como la cueva de Alí-Babá y el único ladrón: Javier López Sánchez y se corroboró que opera sin restricción alguna de menores de edad