Con alma, coraje, buen futbol y una espectacular voltereta, México refrendó el título de la Copa Oro 2011, tras derrotar en la final 4-2 a Estados Unidos, en espectacular partido disputado en el Rose Bowl, que registró un lleno.
Los goles del triunfo fueron obra de Pablo Barrera, en dos ocasiones a los minutos 28 y 48, Andrés Guardado (36) y de Giovani Dos Santos (76). Estados Unidos se había ido al frente por medio de Michael Bradley (7) y Landon Donovan (23).
México ha ofrecido una de sus más grandes actuaciones ante el rival con el que está prohibido perder, después de dos graves desatenciones, el equipo mostró ese carácter y “sangre azteca” que siempre se debe dejar en el campo, y que ahora se combinó con granes actuaciones de Pablo Barrera y Giovani Dos Santos.
Tal vez éste ha sido el equipo norteamericano más débil que ha tenido que enfrentar el “Tri” en los últimos años, y que parecía más a modo que nunca, solo que una vez más, los vecinos del norte, sin muchos argumentos futbolísticos, le sacaron el máximo provecho a las desatenciones y debilidades de los visitantes.
Desde el primer minuto, los pupilos de José Manuel de la Torre dejaron en claro qué equipo iba a proponer y buscar la victoria, de hecho pudieron terminar con el cero muy pronto, solo que Javier Hernández y Giovani Dos Santos no salieron finos.
El conjunto de las barras y las estrellas fue completamente diferente, ya que no había pisado el área rival, y en el primer balón a la misma se adelantaron en la pizarra.
El primero de los locales cayó en un tiro de esquina por derecha a primer poste, donde Michael Bradley se adelantó para conectar un cabezazo que aunque Talavera alcanzó a manotear, no pudo evitar la caída de su marco.
Este fue un golpe que resintieron los pupilos del “Chepo”, que se vieron desconcertados y vieron cómo su meta era perforada por segunda ocasión en una gran jugada en la que Clint Dempsey filtró el balón por el corazón de la defensa central para Landon Donovan, quien, ante la salida de Alfredo Talavera, definió muy bien, al 23.
El panorama era negro, no solo por el marcador, sino porque De la Torre se vio obligado a “quemar” un cambio para sustituir a Carlos Salcido, quien nunca se pudo recuperar del todo de la lesión que arrastraba, para darle minutos a Jorge Torres Nilo.
Otro cambio se “perdió” cuando Rafael Márquez, poco después, tuvo que ceder su lugar, por lesión, para el ingreso de Héctor Reynoso, de reciente incorporación.
El “Tri” había sido más futbolísticamente y finalmente fue capaz de reflejarlo en el marcador al acortar distancias en un excelente balón que Javier Hernández filtró por derecha a la llegada de Pablo Barrera, quien con la diestra prendió un disparo pegado al poste izquierdo, al minuto 28.
Dicha anotación fue una inyección positiva en todos los sentidos y sólo ocho minutos después llegó el empate por medio de Andrés Guardado, para irse así al descanso.
México inició la segunda parte de la misma forma en que terminó la primera y de manera por demás merecida le dio la vuelta al marcador por medio de Barrera, quien por derecha prendió un derechazo raso, con efecto, que batió a Howard para poner el 3-2, al minuto 49.
Con la desventaja, el cuadro de Bob Bradley tuvo que hacer algo a lo que no está acostumbrado y para lo que no está hecho, que es arriesgar, con lo cual el “Tri” tuvo más espacios que explotar, no sin antes llevarse un gran susto con un disparo de Dempsey, que reventó el travesaño, al minuto 59.
Luego de mantener a raya a su rival y evitar el empate, México se alistó para dar el golpe final y asegurar la victoria, y lo hizo en los pies de Giovani Dos Santos, quien enseñó de lo que es capaz cuando se concentra en hacer lo que sabe.
Un excelente balón filtrado dejó a “Gio” dentro del área chica, donde se quitó a Howard, se abrió el espacio y con un tiro “bombeadito” la puso en el ángulo superior derecho para poner el 4-2 definitivo.
De esta forma, México amarró un título más de Copa Oro, pero no solo eso, sino que parece que retoma con todo el derecho el mote de “Gigante de la Concacaf”.