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Resultó ser todo un pájaro de cuenta el emisario de Javier López Sánchez, “Chabelo”, de nombre Óscar Rodrigo Reynoso Guerra, vecino de Cuautla, pues tiene en su haber, por lo menos cinco denuncias por los delitos de fraude específico y genérico, por lo que incluso ya estuvo tras las rejas en Cuautla en 2009, logrando recuperar su libertad provisional el 17 de julio del año 2010.
Este personaje en 2006 se desempeñó como auditor especial de organismos públicos, de la Auditoría Superior Gubernamental, cuando se encontraba Gerardo Casamata, quien hoy es investigado por innumerables casos de corrupción, al igual que Javier López, quien en esas fechas formada parte del Poder Legislativo, y quien posteriormente fue nombrado Coordinador de Asesores del gobierno del estado.
En el caso de Óscar Rodrigo Reynoso Guerra, Zona Centro ha podido corroborar que éste se encuentra relacionado con las averiguaciones previas: TT02/84/2009, CT02/63/2009, CTM08/26/2009, CTM07/23/2009 y la CT-UVIDD-B/2442/2010, todas ellas o por fraude genérico o por fraude específico y sólo una de las denuncias: la TT02/84/2009 es por la que estuvo detenido, falta que se ejercite acción penal por las otras cuatro.
Con evidencias como estas queda al descubierto la calidad moral de los enviados de Javier López, dice el dicho muy Ad Hoc “Dios los hace y ellos se juntan”. Para tratar de contraatacar y desvirtuar según él las denuncias y señalamientos, que con pruebas ha hecho Zona Centro contra este turbio personaje, desgraciadamente parte de la vida política del estado que de modesto vendedor de biblias a domicilio pasó a convertirse en todo un perverso y corrupto censor de medios y de reporteros, así como en un rico potentado dueño de negocios y residencias, tras utilizar el poder para enriquecerse.
Lo delicado, lo grave e indignante por la impunidad de que hace gala Javier López, es que ahora, refugiado de nueva cuenta en el Congreso local, contando con la complicidad del diputado panista Luis Miguel Ramírez quiere seguir haciendo de las suyas tratando de acallar a quienes denuncian sus corruptelas y sus sucias maniobras, enviando emisarios a difamar a quienes los denuncian públicamente.
