Especialistas de la UNAM en colaboración con el Instituto Nacional de Cancerología y el Instituto Mexicano del Seguro Social, elaboran una técnica novedosa para identificar áreas malignas en una mamografía a través de un método creado por estudiantes del Instituto de Física (IF) de esta casa de estudios.
La idea de los alumnos de la maestría en Física Médica es desarrollar instrumentos o formalismos que ayuden a los radiólogos a optimizar sus servicios y avanzar en nuevas formas de obtener resultados, indicó la especialista del IF, María Ester Brandan.
La responsable de la maestría destacó que se busca crear técnicas innovadoras en mamografía digital. Por ello, desde 2002 se trabaja en la sustracción de imágenes, es decir, la resta de mamografías adquiridas a distintas energías para obtener resultados distintos de los desplegados por una imagen única.
El propósito inicial de esta labor, que se vale de imágenes digitales a dos energías (energía dual), fue observar microcalcificaciones (acumulaciones de minerales en la mama, posibles indicadores de un tumor). Si éstos son detectados en el estudio, se puede sospechar que cerca hay una lesión, probablemente maligna, dijo.
De 2005 a 2009, comenzamos a usar la resta de imágenes para identificar un medio de contraste que después de inyectado viaja en el sistema circulatorio. Dos estudiantes trabajaron en este proyecto.
Primero, Bianey Palma fabricó un maniquí en el que se depositaba una solución salina con yodo. Este medio es de uso común en radiología, pero no en mamografías. Iván Rosado, por su parte, lo perfeccionó; de ahí, se generaron dos publicaciones aparecidas en la revista Medical Physics. Luego, explicó, llegamos a la evaluación clínica con seres humanos.
“El proyecto fue aprobado por los Comités de Investigación y de Ética del Instituto Nacional de Cancerología en 2009, institución con la que trabajamos constantemente. Eso nos ha permitido obtener perfiles clínicos desde 2010,”, refirió.
“Nuestro objetivo es biomédico. Queremos estudiar cuidadosamente las imágenes en las que hay yodo. Éste se distribuye alrededor de la lesión. Por ello, buscamos la correlación entre lo que vemos y lo que observa el médico patólogo en los cortes histopatológicos de la biopsia”.
Las pacientes a las que practicamos los exámenes son aquellas que deben someterse a una biopsia y los primeros resultados son prometedores, añadió.
La especialista del IF detalló que el estudio de resta consiste en tomar dos imágenes adquiridas con técnicas radiológicas distintas durante una misma compresión de la mama. La primera utiliza el voltaje normal de operación del tubo de rayos X para, posteriormente, inyectar la solución salina y esperar entre uno y dos minutos a que el medio de contraste llegue al corazón y se distribuya por el cuerpo, hasta la mama.
Entonces, se obtiene la segunda imagen con una energía diferente y buscamos visualizar lo que no estaba en la primera, el yodo. Es lo que distingue a la primera imagen de la otra. La resta muestra que alrededor de la región del tumor se ubica un elemento químico.
De los tumores malignos se conoce que algunos, en su rápido crecimiento, requieren nutrientes y, por ello, el cuerpo responde al tumor y permite la angiogénesis, crecimiento de nuevos vasos tanto en el sistema circulatorio como en el linfático.
Estos nuevos vasos son imperfectos y se les escapa parte de líquido, al igual que el yodo; rodean al tumor, pero no siempre lo penetran. Los marcadores señalan de un color diferente el tejido normal y el área donde hay crecimientos, y eso ayuda al estudio.
Los resultados son preliminares, pero estamos entusiasmados con lo que hemos visto. Con esta técnica, la mamografía se convierte en una técnica funcional y no sólo es una radiografía anatómica, indicó.
Actualmente extraemos de la imagen información que no se observa en la mamografía común. Esto no sólo tiene que ver con investigación, sino con el impacto social que pueda apoyar a la población enferma y a los especialistas. “Tenemos perfiles con casos benignos en los que se ha comprobado esta técnica”.
Ésta podría ser comercializada, sin embargo, en esta etapa trabajamos en un protocolo de investigación para optimizarla. Los equipos médicos comerciales, como los mastógrafos de este proyecto, pueden utilizarse para proyectos y así mejorar su uso, destacó.
La tarea en la maestría está enfocada en aplicaciones novedosas en la frontera del conocimiento, pues eso contribuye a la generación de soluciones de problemas reales.
De hecho, la maestría en Física Médica, creada en 1997, fue clasificada por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología en enero de 2011 como de Competencia Internacional, la más alta calificación para un programa de posgrado, concluyó.