En medio de un gran hermetismo la Procuraduría General de Justicia continúa con las indagatorias en torno a la ejecución del afamado futbolista, Juan Ignacio Flores Ocaranza, “Nacho Flores”, ocurrida en los últimos minutos de este miércoles en la autopista México-Cuernavaca, a la altura del poblado de Chamilpa, en tanto se fortalece la hipótesis de que todo fue consecuencia de una “terrible confusión”, por parte de sicarios del crimen organizado, lo que hoy oficialmente se llama “daño colateral”, cuando muere gente inocente a consecuencia de la “guerra contra el narcotráfico”.
En tanto la PGJ, reveló ayer que hasta el momento ninguno de los hermanos de la víctima, Lorenzo y Rosalba quienes viajaban con él a la hora del ataque, junto a una menor de 9 años de edad, han rendido su declaración, pues se explicó que en el caso del varón que resultó con heridas menos graves, se encuentra dando el último adiós a Nacho Flores, y en la caso de Rosalba, está aún se encuentra delicada.
Por otra parte, luego de que inicialmente la PGJ había dado a conocer en un comunicado oficial su proclividad a que el caso fuera turnado a la Procuraduría General de la República, argumentando que “el hecho se registró en una carretera federal y por el tipo de armas de alto poder utilizadas”, ayer se dijo que por el momento las investigaciones seguirán a cargo de la Procuraduría local y sólo en caso de que la PGR, ejerza su derecho de atracción, es como el caso se le entregaría a la autoridad federal.
Lo que si se destacó es que se cuenta con la colaboración de autoridades de los tres niveles de gobierno para esclarecer lo antes posible este artero crimen, que ha conmocionado a los mexicanos por tratarse de un deportista ejemplar.
Mientras tanto en el argot policial, de manera extraoficial se fortalece la hipótesis de que todo se debió a una terrible y lamentable confusión de sicarios del crimen organizado quienes habrían confundido la camioneta del futbolista y de su familia con alguna otra en que viajaban sus enemigos, situación a la que contribuyo el infortunio de que la camioneta Voyaguer que conducía Nacho Flores “se calentó”, cuando ya iban para México por lo que decidió retornar, y ahí fue abatido por los asesinos.