11 DE OCTUBRE DÍA INTERNACIONAL DE LA NIÑA

Luego de que la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó el 19 de diciembre de 2011, en la que declaraba el 11 de octubre como el Día Internacional de la Niña, la titular del IMEM, la Lic. Adriana Mújica Murias hizo un llamado a evitar el que continúe el problema del matrimonio en la infancia, por ser una violación fundamental de los derechos humanos.

Durante su discurso en el marco de la entrega de reconocimiento por parte de la Universidad Latinoamericana, S.C. al Instituto de la Mujer para el Estado de Morelos (IMEM) por participar en la formación integral y profesional de sus estudiantes en el programa de prácticas profesionales, la directora del IMEM dijo que es necesario terminar con el matrimonio infantil.

Lamentó que en Morelos se han dado casos en donde los propios padres cambian a sus pequeñas hijas, “por algunas vacas o yeguas” de ahí, que dijo que es necesario el que se trabaje intensamente desde las escuelas para incidir en un cambio estructural cultural “machista” de algunos padres, que en nada abonan para que las mujeres puedan elegir con quien casarse y cuántos hijos tener.

“En este estado existen casos en donde lamentablemente los papás las casan por convenios, (…) hace tres años tuvimos el caso de una pequeña de 12 años en donde su papá la cambio por una vaca y dos caballos, ese es el matrimonio infantil que tenemos que evitar, al igual que el embarazo a esa edad”.

La funcionaria estatal, comentó que esta fecha no es para que se festeje a las niñas con globos rosas, sino “más bien para ver qué problemática estamos teniendo respecto a la niña o las niñas, el tema de este año tiene que ver con el matrimonio infantil”, porque es una violación fundamental de los derechos humanos, que afecta a todos los aspectos de la vida de la niña.

Esta situación, dijo, hace que las menores bajen su autoestima hasta el piso y hace que se sientan un objeto de compra venta, porque el matrimonio a una edad temprana deniega a las niñas su infancia, interrumpe su educación, limita sus oportunidades, aumenta el riesgo de violencia y abuso, pone en peligro su salud y, por lo tanto, constituye un obstáculo para la consecución de casi todos los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) y el desarrollo saludable de las comunidades.

Las niñas con bajos niveles de escolaridad tienen más probabilidades de casarse a una edad temprana y se ha demostrado que este hecho significa prácticamente el fin de su educación. Por el contrario, las niñas que han recibido una educación secundaria tienen hasta seis veces menos probabilidades de ser esposadas en la infancia, lo que hace de la educación una de las mejores estrategias para protegerlas y combatir este problema.

Actualmente, alrededor de un tercio de las mujeres jóvenes de entre 20 y 24 años se casan antes de cumplir los 18 años y de éstas, otro tercio, lo contrae antes de los 15. El matrimonio en la infancia causa embarazos tempranos y no deseados. Además, plantea riesgos que amenazan la vida de las niñas. En los países en desarrollo, las madres adolescentes están casadas o en unión libre y las complicaciones relacionadas con el embarazo son la principal causa de muerte en este grupo de edad.

Los Gobiernos, en colaboración con la sociedad civil y la comunidad internacional, están llamados a tomar medidas urgentes para acabar con esta práctica dañina. Entre ellas: Aumentar por ley la edad mínima de matrimonio a los 18 años y concienciar a la opinión pública sobre el matrimonio en la infancia como una violación de los derechos humanos de las niñas, el mejorar el acceso a una educación primaria y secundaria de buena calidad, asegurando que se eliminen las brechas de género en la educación.

Movilizar a las niñas, niños, padres y madres, líderes y activistas para cambiar las normas sociales nocivas, promover los derechos de las niñas y crear oportunidades para ellas, apoyar a las niñas que ya están casadas, proporcionándoles educación, servicios de salud sexual y reproductiva, destrezas, oportunidades, medios de vida y la posibilidad de recurrir a la justicia en los casos de violencia en el hogar, al igual que abordar las causas subyacentes del matrimonio en la infancia, incluida la discriminación de género, el valor reducido que se otorga a las niñas, la pobreza, o las justificaciones religiosas y culturales.