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Burocratismo, simulación, falta de recursos humanos y materiales, es algo con lo que se va a encontrar el nuevo procurador Rodrigo Dorantes Salgado y prueba “basta un botón”, como es el caso de la familia Domínguez Flores, ejecutada el pasado jueves por la noche en su propio domicilio, en la cabecera municipal de Tlaquiltenango.
Esa noche como es del dominio público presuntos sicarios del crimen organizado penetraron al domicilio del ex candidato del PAN al Ayuntamiento de Tlaquiltenango, en el año 2009, Ignacio Domínguez Carranza y lo masacraron junto a su esposa Gabriela Flores Claus y su menor hijo de poco más de tres años de edad, Alejandro Domínguez Flores.
Esta masacre de inmediato provoco las condenas y pronunciamientos de autoridades, estatales, municipales y demás, pero lo cierto es que de manera indignante se ha logrado saber que no hay avances en las investigaciones, por algo tan elemental como es que los peritos de la Subprocuraduría de la zona sur poniente, hoy a cargo de Lidia Nieves Zagal, no han podido entregar a la policía ministerial “que investiga el caso”, a seis días de los hechos, los resultados de las pruebas balísticas para saber algo tan importante como cuantas y que clase de armas se utilizaron en el triple asesinato.
Esto a consecuencia de que no cuentan con los recursos para realizar dichos peritajes.
Lo que si hay que reconocer, con cierto grado de ironía, es que la Coordinación General de la Policía Ministerial a cargo del flamante comisionado de la Policía federal, Antonio Amado Narro Flores, asigno más elementos para fortalecer las investigaciones de estos hechos, esto es que como en la comandancia de Tlaltizapan, a la que corresponden las indagatorias, contaba con dos elementos, se le asignaron dos más, para que “den resultados”.
Si a esto le sumamos que prácticamente a diario los elementos de la Policía Ministerial de la zona sur poniente, son amenazados de muerte por presuntos miembros del crimen organizado, y que hay casos como el de la comandancia de Zacatepec, donde hay un solo elemento a cargo, por lo que por las noches, mejor se cierran las instalaciones por cuestiones de seguridad, pues es más obvio pensar que el caso de la masacre de la familia Domínguez Flores de Tlaquiltenango, nunca se esclarecer pese a las condenas y promesas de las autoridades estatales.
