Cada delfín mular tiene su propio silbido, un tono alto similar a un «ñiiii» con el que avisa a sus congéneres de que está presente. Es su presentación. Ahora, científicos de la Universidad de St. Andrews en Escocia (Reino Unido) han descubierto que los delfines pueden imitar el silbido o chirrido particular de otro para llamarle, lo cual se parece mucho a cuando una persona dice el nombre de otra. El hallazgo, publicado en la revista Proceedings of the Royal Society B, podría ayudar a interpretar los sonidos que emiten estos mamíferos marinos en cada ocasión.
Los delfines son excelentes imitadores vocales, capaces incluso de copiar extravagantes sonidos generados por ordenador. Los científicos descubrieron los silbidos únicos que los delfines utilizan para presentarse hace casi 50 años. Desde entonces, los investigadores han demostrado que los delfines bebé aprenden los suyos de sus madres. Una investigación de 1986 de Peter Tyack, un biólogo marino de St. Andrews, mostró que un par de delfines machos cautivos imitaban los silbidos de los demás, y en 2000, Vincent Janik, de la misma universidad, logró grabar llamadas coincidentes entre diez delfines salvajes, según publica Science Now. Sin embargo, el número de animales no era suficiente como para afirmar que se estaban llamando por su «nombre».
Ahora, el biólogo marino Stephanie King y sus colegas de St. Andrews han analizado las grabaciones acústicas de 250 delfines mulares silvestres capturados brevemente entre 1984 y 2009 en la Bahía de Sarasota, Florida. También grabaron los silbidos distintivos de cuatro delfines en cautiverio e hicieron observaciones detalladas de sus comportamientos mientras silbaban.
Los científicos habían capturado a parejas y grupos de delfines a los que mantuvieron por separado en redes durante unos 108 minutos como promedio. Durante este tiempo, los mamíferos marinos no podían verse unos a otros, pero podían escucharse entre sí, y silbaban a un ritmo elevado, a veces dando 5,3 llamadas por minuto.
Colegas y madres e hijos
King y sus colegas compararon los silbidos de los delfines salvajes y en cautividad en busca de pruebas de que los animales imitaban el sonido de los otros Y descubrieron algo interesante. Dos parejas de machos y ocho parejas formadas por la madre y su cría se comportaron de esta forma. Los delfines lo hicieron rápidamente y no tardaron ni un segundo en responder al silbido de su «amigo o ser querido».
Los científicos creen que los delfines repitieron el silbido del ejemplar con el que mantenían una relación especial, muy estrecha, con quien querían reunirse de nuevo. Los delfines actuaron de la misma forma que cualquier ser humano cuando pierde a un amigo o un hijo en medio de un tumulto: gritar su nombre.
Ahora, los científicos estudian si estos silbidos pueden contener intercambios de información más complicados como pedir ayuda o manifestar satisfacción o no. O quién sabe, hasta cotillear a las espaldas de un colega.