Aunque la educación es un derecho social establecido en la Constitución, en el país viven 32 millones de personas mayores de 15 años en condiciones de rezago educativo, lo que representa el 41 por ciento de la población de esta edad.
Se calcula que 5.4 millones son analfabetas, 10 millones no concluyeron la primaria y 16.4 millones no terminaron la secundaria. Además, sólo tres de cada 10 de entre 19 y 23 años tienen acceso a la educación superior, señaló Alejandro Canales Sánchez, del Instituto de Investigaciones sobre la Universidad y la Educación (IISUE) de la UNAM.
En promedio, de cada 100 niños que ingresan a la primaria, sólo 50 concluyen sus estudios del nivel medio superior, 21 egresan de su instrucción universitaria y sólo 13 se titulan, dijo en ocasión del Día Mundial de la Educación, que se conmemora este 1 de abril.
En calidad, México ocupa el lugar 118 de un total de 144 naciones clasificadas por esa condición en la instrucción básica, refiere el Reporte de Competitividad Global 2012-2013, elaborado por el Foro Económico Mundial.
Este rezago representa uno de los principales retos que enfrenta el país, y debe afrontarse con una política de Estado orientada a ampliar las oportunidades para niños y jóvenes, con calidad y pertinencia para su formación. Atender el tema es urgente y debe considerarse prioridad nacional, reiteró Canales Sánchez.
“El desarrollo como nación y el bienestar de los mexicanos no pueden garantizarse con el atraso en el sector. Si no atendemos estos problemas, difícilmente se logrará el crecimiento requerido. Si las dificultades persisten, no lograremos niveles altos de competitividad o establecer relaciones simétricas con otras naciones”, precisó.
Ampliar cobertura
El universitario aludió a la necesidad de ampliar la cobertura de los niveles medio superior y superior, que actualmente ascienden a 71.3 por ciento y 34.6 por ciento, respectivamente.
La cobertura en el nivel superior es uno de los mayores retos que enfrentamos, pues sólo tres de cada 10 mexicanos de entre 19 y 23 años, tienen oportunidad de cursarlo, es decir, siete millones de mexicanos de este grupo de población no se preparan, refirió.
El integrante del Área de Políticas de la Educación del IISUE, dijo que los esfuerzos por ampliar el acceso han sido importantes, pero insuficientes. La cobertura es significativamente menor en comparación con territorios altamente desarrollados, y con los indicadores de aquellos con un desarrollo económico similar al nuestro, como Argentina, Brasil y Chile, subrayó.
Rezago
Entre 2000 y 2012, la escolaridad promedio en el país pasó de 7.6 a 8.7 años. Por entidades federativas, el indicador es desigual: 12 estados se ubican por debajo de la media nacional, y Chiapas, Guerrero y Oaxaca tienen los niveles más bajos.
En contraste, el DF, Nuevo León y Baja California ostentan las mayores tasas, refiere el Resumen del Sistema Educativo Nacional 2010-2011, publicado por la Secretaría de Educación Pública.
El investigador recordó que diversas políticas y estrategias instrumentadas en el siglo pasado y la primera década del XXI, se orientaron a garantizar el acceso a la primaria de todos los mexicanos entre seis y 12 años de edad.
En 1970, se consideraba analfabetas a los mayores de 10 años que no sabían leer ni escribir. El porcentaje era de 23.7 por ciento, equivalente a 7.7 millones de mexicanos. En pleno siglo XXI, aún persiste este fenómeno.
Para 2010, el indicador era de 6.9 por ciento de los mayores de 15 años, es decir, 5.4 millones de personas, de las que más de la mitad son mujeres e indígenas. Más de medio millón son jóvenes entre 15 y 29 años, y más de dos millones tienen entre 30 y 59 años, es decir, se trata de individuos en edad productiva.
Al sumar a esta población los casi 10 millones de personas que no concluyeron la primaria y 16. 4 que no terminaron la secundaria, en el país viven 32 millones de mexicanos mayores de 15 años en rezago educativo, lo que representa el 41 por ciento de la población de esta edad.
“Difícilmente avanzaremos como nación de no atenderse el problema como una prioridad nacional en el diseño de las políticas públicas. Esto constituye una asignatura ineludible que debe atenderse con urgencia”, concluyó.