La nave espacial Cassini de la NASA ha capturado las primeras imágenes cercanas, en alta resolución y en luz visible, de un huracán gigante en el polo norte de Saturno. El ojo de la tormenta tiene aproximadamente 2.000 kilómetros de ancho, 20 veces más grande que uno medio en la Tierra, y en el borde exterior soplan vientos de 150 metros por segundo. El huracán gira dentro del misterioso fenómeno meteorológico de seis lados conocido como el hexágono de Saturno.
«Nos fijamos en este vórtice porque se parece mucho a un huracán en la Tierra», afirma Andrew Ingersoll, investigador de la Cassini en el Instituto de Tecnología de California en Pasadena. «Pero está en Saturno, a una escala mucho más grande, y de alguna forma se mantiene en las pequeñas cantidades de vapor de agua de la atmósfera de hidrógeno del planeta».
Los científicos estudian el huracán para conocer mejor los que se producen aquí en la Tierra, que se alimentan de agua caliente del océano. Tanto el huracán terrestre como el de Saturno tienen un ojo central sin nubes o nubes muy bajas, rodeado de una pared de nubes altas y otras que giran en espiral.
Se mantiene quieto
Pero el huracán saturnino es mucho más grande y gira sorprendentemente rápido. El viento sopla cuatro veces más rápido que los vientos huracanados de la Tierra y, a diferencia de los huracanes terrestres, que tienden a moverse hacia al norte, este se mantiene quieto, atascado ya tan al norte como es posible. «El huracán polar no tiene ningún sitio adónde ir, y eso es probablemente por lo que se ha atascado en el polo», dice Kunio Sayanagi, de la Universidad de Hampton, Virginia.
Los científicos creen que la enorme tormenta se ha estado produciendo desde hace años, incluso cuando Cassini llegó al sistema de Saturno en 2004. Pero entonces la nave no pudo ver el fenómeno porque el polo norte estaba a oscuras, en pleno invierno. Solo cuando la luz solar comenzó a inundar el hemisferio norte del planeta hace algunos años fue posible apreciarlo. Para fotografiarlo por fin, la Cassini tuvo que cambiar su órbita, una maniobra complicada que implica sobrevolar Titán, una de las lunas de Saturno, y que requiere años de planificación.