Gracias a las investigaciones hechas por el astrónomo estadounidense David G. Schleicher sobre el cometa 96p/Machholz 1, podemos ver una lluvia de meteoros procedente de otro sistema estelar.
Un cometa que probablemente no perteneció a nuestro Sistema Solar podría estar relacionado con una de las lluvias de meteoros más extensas en el tiempo de las que tienen lugar al cabo de todo el año. La lluvia es denominada Delta Acuáridas Sur, con actividad entre el 12 de julio y el 23 de agosto, coincidiendo incluso con otras lluvias del verano como las Alpha-Cígnidas el 15 de julio, las Omicron-Dracónidas el 16 de julio, las Piscis Austrínidas el 28 de julio, las Alpha-Capricórnidas el 28 de julio, las famosas Perseidas el 12 de agosto o las Kappa-Cígnidas el 18 de agosto. Es decir, cuando veamos algunas de las lluvias anteriores, entre ellas se interpondrá algún meteoro de las Acuáridas.
El cometa
Los cometas y asteroides son los objetos más antiguos del Sistema Solar, objetos que no llegaron a formar planetas o que simplemente no impactaron contra ellos. Son por lo tanto los residuos de nuestro sistema planetario, verdaderas antigüedades celestes que contienen los elementos primitivos del Sistema Solar.
Sabemos de qué están compuestos por las observaciones hechas desde la Tierra y por naves que se han acercado a algunos de ellos. Los elementos principales son: agua, hielo seco, amoníaco, metano, hierro, magnesio, sodio, silicatos, carbono y nitrógeno, estos dos últimos forman el gas denominado cianógeno, muy corriente en los cometas.
El cometa que origina la lluvia de meteoros de las Delta Acuáridas Sur, es 96p/Machholz 1, un cometa de corto período que cada 5,24 años se aproxima al Sol. Con un diámetro de unos 6 km, fue descubierto el 12 de mayo de 1986 por Donald Maccholz y su último paso aconteció en julio de 2012. Se trata del cometa periódico que más se aproxima al Sol, lo hace por el interior de la órbita de Mercurio y a sólo 18,4 millones de km de nuestra estrella, además es el más veloz de este tipo de cometas que permanecen en órbita alrededor del Sol. La gravedad del Sol lo atrae y luego lo impulsa más allá de la distancia que lo separa de Júpiter.
Pero lo extraño del cometa es su composición. Es evidente que un sistema planetario concreto, como el nuestro, debe mantener de forma proporcional diferentes elementos químicos, ya que todo nació de la misma nube de gas y polvo; el Sol, planetas, satélites, cometas y asteroides. Es decir, los planetas tipo terrestre (Mercurio, Venus, la Tierra y Marte), mantienen más o menos una misma composición, mientras que los planetas gigantes y gaseosos, mantienen otra, esencialmente hidrógeno y helio (igual que nuestro Sol). Los asteroides pueden ser rocosos, metálicos o una mezcla entre ellos, con diferentes proporciones, pero la base es la misma.
Para los cometas se aplica el mismo principio y composición, ya descritos. En su último paso por las proximidades de la Tierra, desde el Observatorio Lowell de Arizona, se estudió la composición del cometa 96p/Machholz 1. Se llegó a una conclusión sorprendente. El cometa no parecía proceder del Sistema Solar. La composición difería de los cientos de cometas conocidos y estudiados. Esencialmente en un gas denominado cianógeno, que se trata de un compuesto químico entre el carbono y el nitrógeno. Prácticamente nada de cianógeno.
Aunque existen otras teorías sobre la causa de la ausencia de estos elementos, como el desgaste de los mismos por los numerosos acercamientos al Sol y por su proximidad a él, una de ellas habla de que se pudo formar en regiones muy lejanas del Sistema Solar. Es corriente que nuestro Sistema Solar lance cometas a otras estrellas y por ende que otras estrellas nos envíen sus cometas. Dichos sistemas planetarios lejanos al nuestro, pueden diferir con respecto al nuestro, en cierta medida, en la composición química de sus cometas, asteroides, planetas, satélites y su estrella.
Además, el cometa 96p/Machholz 1 tiene una órbita muy inclinada, de unos 60º, con respecto al plano de nuestro Sistema Solar (eclíptica), sobre el que giran todos los planetas, aunque eso no lo convierte en un cometa de otro sistema planetario, ya que existen otros cometas con inclinaciones mayores. Pero es un punto más a favor de la teoría.
La lluvia
Se le denomina Delta Acuáridas Sur, porque parecen proceder los meteoros de la constelación de Acuario.Es más favorable para los habitantes del hemisferio sur o los del norte, próximos al ecuador, pero en cualquier caso visible desde España.
Existen otros máximos de actividad relacionados con las Acuáridas:
-Beta Acuáridas, el 2 de agosto.
-Iota Acuáridas S, el 4 de agosto. 2 meteoros por hora.
-Iota AcuáridasN y S, el 5 de agosto. 3 meteoros por hora.
-Delta Acuáridas N, el 8 de agosto. 4 meteoros por hora.
-Phi Acuáridas, el 15 de agosto.
-Iota Acuáridas N, el 19 de agosto.
– Kappa Acuáridas, el 20 de septiembre.
– Eta Acuáridas, 6 de mayo. Con 65 meteoros por hora, las más activa de las Acuáridas y producidas por el famoso cometa Halley.
Esta larguísima lluvia de meteoros alcanzará la máxima actividad la noche del 28 al 29 de julio. En concreto, se espera que sea durante la mañana del 29, pero el problema de este año es la Luna, que aparecerá menguante sobre el horizonte sobre la una de la mañan. A partir de esa hora el cielo se hará cada vez más brillante y veremos menos meteoros, por lo que hay que aprovechar las primeras horas de la noche del 28 al 29 y las primeras horas de las noches posteriores en las que la Luna cada vez saldrá más tarde.
Estelas persistentes
Esta lluvia está considerada como activa y puede producir unos 30 meteoros por hora a velocidades de 41 km/s. Lo mejor de la lluvia es que sus meteoros son lentos y con largo recorrido. Se ha calculado que alrededor del 10 por ciento de los meteoros que produce esta lluvia dejan un espectáculo celeste maravilloso que denominamos estela persistente.
Cuando el meteoro entra en la atmósfera terrestre comienza a desintegrarse a unos 100 km de altura, algunos desaparecen en una fracción de segundo, pero otros por su composición y tamaño consiguen penetrar más y permanecer unos o dos segundos visibles mientras trazan su recorrido por el cielo, pero algunos, aún mayores, se van deshaciendo poco a poco y dejan flotando en el cielo, durante segundos o minutos, una estela del material desintegrado. Cuando ello ocurra, lo mejor es tomar unos prismáticos y verlo con detalle. Además, la visión con este instrumento nos hará ver la estela durante más tiempo que a simple vista.
Disfrute y piense que probablemente vea destellos en el cielo procedente de un material de otro sistema estelar.
En cualquier caso, el verano es una magnífica estación para ver estrellas fugaces en todo momento. La siguiente, la siempre esperada lluvia de las Perseidas.
Recomendaciones:
1.- Observar a simple vista.
2.- Llevar prismáticos para ver las estelas persistentes y tumbonas.
3.- Observar en lugares oscuros y lejanos a las grandes ciudades.
4.- Aprovechar las horas sin Luna.