Los estallidos de rayos gamma son explosiones violentas de rayos gamma asociadas con la explosión de estrellas masivas. Por primera vez, un grupo de investigadores del Instituto Niels Bohr, entre otros, han observado un estallido de rayos gamma inusualmente poderoso, monstruoso, en el universo relativamente cercano. Los resultados se han publicado en la revista científica Science.
Cuando los astrónomos observan las explosiones de rayos gamma nunca distinguen la estrella que los origina. Es demasiado débil para ser vista a tanta distancia en el universo. Pero cuando la estrella muere, los investigadores pueden ver la estrella cuando explota como supernova. Es en esta situación cuando se podría producir una explosión violenta de radiación gamma. La explosión es muy corta, y los estallidos de rayos gamma son muy brillantes y pueden ser vistos a lo largo de todo el universo. Pero no pueden ser vistos con telescopios desde la Tierra debido a que la atmósfera terrestre absorbe la radiación gamma. Así que para ver estas titánicas explosiones, los astrónomos deben recurrir a telescopios situados en el espacio.
El satélite Swift, que se lanzó en 2004, vigila el espacio a la caza, precisamente, de estos violentos episodios, y descubre unos 100 estallidos de rayos gamma cada año. Los estallidos de rayos gamma son, por tanto, fenómenos bastante comunes. Pero lo que se detectó en abril se salía de todos los esquemas.
«De pronto vimos una explosión de rayos gamma que fue muy brillante. Un estallido de rayos gamma monstruoso. Uno de los más poderosos estallidos de rayos gamma que hemos observado con el satélite Swift», comenta el astrofísico Daniele Malesani, del Centro de Cosmología Oscura en el Instituto Niels Bohr en la Universidad de Copenhague. Malesani es miembro del grupo de investigación del satélite Swift de la NASA, y explica que en cuanto se descubrió el estallido, el satélite redireccionó sus instrumentos para medir los rayos X, la radiación ultravioleta y la luz óptica en el campo visible. Todo sucedió muy rápidamente, ya que el estallido de rayos gamma duró menos de un minuto.
Entonces los astrónomos comenzaron a observar también el evento desde telescopios en la Tierra. «Seguimos el llamado post-resplandor, que suele durar unos pocos días o varias semanas, tanto desde Swift como desde los telescopios terrestres. Pero en este caso, la explosión fue tan poderosa que pudimos observar el resplandor durante varios meses. Mediante el análisis de la luz del resplandor podemos estudiar su composición espectral, lo que nos puede dar datos acerca de las propiedades de la estrella original. Lo que hemos descubierto es que se trata de una estrella gigante, con una masa de 20 a 30 veces la masa de el Sol, y una rotación muy rápida. Sin embargo su tamaño es de sólo 3 a 4 veces el del Sol, por lo que es extremadamente compacta. Este tipo de estrellas son llamadas estrellas Wolf-Rayet», explica Daniele Malesani.
Los investigadores también han sido capaces de localizar la estrella, situándola en una galaxia en el universo relativamente cercano. El estallido de rayos gamma se produjo cuando el universo tenía 9900 millones de años, y su luz ha tardado 3750 millones años en llegar hasta nosotros en la Tierra.