Un batallón de moscas modificadas genéticamente podría llegar a los campos olivareros españoles en los próximos meses, después de que una compañía británica haya solicitado la autorización para llevar a cabo el primer experimento en Europa con insectos genéticamente modificados como alternativa para combatir las plagas que dañan la cosecha de los cultivos.
La mosca del olivo es una plaga muy dañina en la producción de aceituna, difícil de erradicar incluso empleando los insecticidas más potentes. El insecto pica la oliva para depositar sus huevos y el fruto se echa a perder conforme la larva va creciendo.
Para tratar de combatir la plaga, la empresa Oxitec ha propuesto modificar genéticamente las moscas macho para que tras aparearse con las hembras silvestres, las larvas mueran antes de desarrollarse y así reducir la población.
“En un año malo, se puede perder la totalidad de la cosecha. Esta técnica permite librarse de la plaga sin la necesidad de rociar los cultivos con pesticidas químicos”, afirma el cofundador y director científico de Oxitec, el doctor Luke Alphey.
Pruebas en Cataluña
En Brasil, la compañía y sus colaboradores ya están probando la liberación de machos modificados con el gen que mata a las hembras, obteniendo unos resultados muy positivos. En el ensayo más reciente en un pueblo llamado Mandacaru se ha logrado una reducción del 96% en la población del mosquito del dengue.
«Tras años de experimentos en el laboratorio, en jaulas y en un invernadero en Creta, el siguiente paso en Europa sería la primera prueba en el campo, que se llevaría a cabo en Cataluña «, explicó Alphey.
De conseguirse el permiso, durante ocho semanas se introducirían dos tandas de moscas por semana, ya que esta especie solo vive unos días. Al principio, unos 10 machos por hembra normal, cantidad que se ajustaría sucesivamente. Una vez que estas moscas transgénicas machos son liberadas van a buscar a las hembras silvestres, se aparean y las crías al heredar el gen mueren.
Los científicos han alterado los insectos de tal forma que el gen letal inyectado en los huevos de la mosca provoque exclusivamente la desaparición de las moscas hembras.
Protestas de ecologistas
Nada más conocerse esta iniciativa, la organización Amigos de la Tierra y la británica GeneWatch UK mostraron su disconformidad presentando un informe donde detallan la posibilidad de que estas moscas modificadas genéticamente alteren la cadena alimentaria, afectando a la calidad del aceite y a su comercialización. El principal problema radicaría en que las larvas transgénicas nacen dentro de la aceituna y muchas morirían quedando en el interior del fruto. Además, estas organizaciones ecologistas apuntan que los machos se podrían propagar sin control, poniendo en peligro la salud humana, el medioambiente y la producción olivarera.
El director ejecutivo de la empresa, HadynParry, en seguida ha salido al paso de estas acusaciones explicando que las moscas se liberarían en seis lotes de unos cuatro árboles cada uno y «cubiertos con redes, para que no escapen».
Las aceitunas son un importante cultivo comercial en Europa. Los olivares representan alrededor de cinco millones de hectáreas en la Unión Europea. La industria de oliva en Grecia gasta aproximadamente 35 millones de euros (30 millones de libras) al año en los insecticidas para el control de moscas de oliva y evitar una pérdida estimada de la industria de 650 millones de euros, según cifras de Oxitec.
Si la técnica da resultados en los campos españoles, Oxitec también planea liberar sus insectos transgénicos en Grecia, Italia y Reino Unido.