Hoy en el Día Internacional del Payaso, cientos de alegres personajes se dieron cita en el Zócalo de Cuernavaca para hacer bromas y arrancar sonrisas a chicos y grandes, algunos de ellos han tenido la fortuna de participar en radio o en televisión pero la mayoría señala que para compensar económicamente su oficio se ven obligados a realizar otros trabajos como mecánicos, jardineros o trabajos domésticos.
La historia de “Pillin” se remonta hace 30 años, un día como hoy pero de 1983 llegó a la plancha del zócalo de Cuernavaca donde quedó fascinado al ver a un payaso (del cual no recuerda el nombre) realizaba trucos de magia hacia aparecer y desaparecer cosas ante los aplausos del público y las monedas que le ofrecían por su trabajo.
En ese momento Pillín decidió aprender el oficio compró su vestuario y maquillaje del cual considera es un arte al pintarse el rostro distinto al de cualquier otro, por su puesto tuvo maestros quienes lo llevaron a trabajar al circo, después a la radio y posteriormente algunos programas de televisión recorrió el estado de Morelos y otras entidades.
Conforme pasaron los años también el cuerpo de Pillín lo resintió porque cuando no sale dinero del oficio se dedica a la jardinería, mecánica o pintar casas.
“Yo como cualquier persona tengo mis problemas pero cuando me pongo el maquillaje se me olvidan porque el espectáculo tiene que continuar para arrancar sonrisas , de pura payasada he vivido, lo importante no es lo que tenga el payaso por dentro o la gente, con las bromas quiero alegrar a los niños y a los grandes porque hay que hacer reír” finalizó Pillín.