Al finalizar el verano, las aves migratorias surcan el cielo en busca de tierras más cálidas, en elegantes formaciones de «uve» que recuerdan a un escuadrón de bombarderos. Volar de esa forma supone un ahorro de combustible en el caso de los aviones; por ejemplo, un avión de combate puede reducir su consumo un 18% manteniendo la punta del ala del aparato en la estela del que está delante. Sin embargo, hasta ahora los investigadores no tenían muy claro si lo mismo ocurre en el caso de las aves, ya que no solo tienen que ajustar su posición una respecto a otra, sino que también deben sincronizar el patrón de sus aleteos, lo que complica las cosas. Investigadores del Royal Veterinary College en Hatfield (Reino Unido) y de la Universidad de Washington, en Seattle (EE.UU.) han confirmado por primera vez que, en efecto, las aves exhiben la sincronización de la posición del cuerpo y el aleteo requeridos para reducir el coste energético durante el vuelo migratorio. Al menos, así lo han observado en una especie migratoria en peligro de extinción, el ibis eremita (Geronticus eremita).
El equipo, cuya investigación ha merecido la portada de la prestigiosa revista Nature, siguió a 14 ibis mientras volaban en formación para tomar datos de su posición, velocidad, rumbo y aleteos durante un período de 43 minutos. A menudo, las aves cambiaban su posición y alteraban el momento de aletear para obtener la mejor ventaja aerodinámica posible. Aquellas que volaban en formación de «uve» movían sus alas en fase, lo que permite al pájaro de detrás ganar un impulso extra del pájaro que va delante. Por el contrario, aquellas que volaban directamente detrás del pájaro de delante (no en formación de «uve») batían sus alas fuera de fase, para minimizar los efectos de la perjudicial corriente descendente de las alas del líder.
Estos hallazgos indican que las aves pueden ser capaces de sentir o predecir los patrones de la turbulencia del aire causada por una multitud compañeros cercanos. Este complejo patrón se había sugerido previamente en modelos teóricos, pero nunca antes se había registrado en aves que vuelan libremente.