El Centro INAH-Morelos propuso a las autoridades estatales un proyecto para restaurar y rehabilitar el Panteón Civil de Cuautla, cuyo estilo arquitectónico es similar a los diseñados por el escultor y arquitecto Manuel Tolsá en el siglo XIX, además de haber sido la primera morada de los restos de Emiliano Zapata.
La arquitecta Roxana Galindo Cortés encabeza la propuesta que busca el rescate del camposanto afectado por el paso del tiempo, para que no sólo los historiadores e investigadores lo aprecien, sino la ciudadanía en general.
Este cementerio cuenta con 10 mil tumbas, entre las que figuran las de personajes relevantes de la Revolución Mexicana y de muy diversas épocas. La especialista propone reglamentar su uso que podría ser autofinanciable.
En 1803, el virrey José de Iturrigaray le solicitó a Manuel Tolsá diseños para panteones en urbes grandes y pequeñas, con ciertos rasgos característicos, los cuales se aprecian en el civil de Cuautla, aunque no hay un registro que compruebe que en esa ciudad se aplicó el proyecto del arquitecto español.
“Los diseños de Tolsá empezaron a implementarse antes de la promulgación de las Leyes de Reforma. Observando los planos de los camposantos en los que intervino, percibimos que el de Cuautla cumple con esa distribución arquitectónica que ideó el artista. Se trata de una planta en U con nichos en los corredores laterales, a un costado de la iglesia central”.
Se tenía la hipótesis de que el cementerio fue construido entre 1874 y 1875, cuando se nombró a Cuautla capital del estado de Morelos, pero luego de un recorrido se halló una tumba más antigua, de 1867. Además se aprecian varias etapas constructivas comenzando con la capilla, a la que se le adosaron los corredores laterales con los nichos, y después los corredores que cierran la planta arquitectónica en forma de U.
Según relatos de la época, la capacidad del panteón municipal –inicialmente en las orillas de la ciudad─ ya era insuficiente en 1905, por lo que el ayuntamiento solicitó a los religiosos de la iglesia y del Convento de Santo Domingo de Guzmán, propietarios de la Hacienda de Coahuixtla que colindaba con el cementerio, una donación de terrenos para expandirlo.
El camposanto posee un estilo arquitectónico neoclásico, con mampostería de piedra y adobe. Tanto las tumbas históricas que datan del siglo XIX y principios del XX, como todas las columnas de sus arcadas, están estructuradas con tabique y argamasas de cal-arena.
Tiene varias bardas perimetrales, la más antigua de mampostería de piedra y adobe. La fachada principal está decorada con triglifos y metopas, característicos del siglo XIX, además de sus volutas que también se observan en la portada de la Iglesia del Señor del Pueblo, antiguo Templo de Santa Bárbara, rematando con su calavera en la peana. Afortunadamente no ha sufrido deterioros considerables.
Un dato importante para la arquitecta es la tipología del remate en las cabeceras de las tumbas (una especie de corona), las cuales cambian un poco los diseños pero en general son los mismos. En alguna de las intervenciones se restituyó la cubierta del corredor sur-sacristía construida entre 1920 y 1930, así como una fuente en 1928.
“Originalmente el camposanto tenía cubiertas de viguería de madera en su bóveda catalana, actualmente en muy mal estado, y en el corredor sur viguetas de rieles, también deterioradas. Es el único corredor que todavía tiene las cubiertas, los demás las han perdido.
En una de las reparaciones inadecuadas fue gravemente dañada la capilla, ya que se picaron los aplanados originales para recubrir con una pasta de yeso; después le colocaron un rodapié de cerámica que confina la humedad, pero a la larga esto ocasionó que se erosionaran los aplanados originales a los que ya se les está cayendo parte de la argamasa.
“Por otra parte, la gente ha construido tumbas frente a la capilla, lo que ha generado problemas de conservación de la misma, ya que impide darle mantenimiento. Además siembran plantas cuya agua de riego se va a los muros de la capilla, desgastando los materiales con los que fue construida”.
Hay tumbas que incluso parecen cuartos de habitación por sus dimensiones, y una en específico hasta luz propia tiene, por lo que requiere de una regulación. También se están perdiendo aplanados y materiales que son estructurales. Se propone reutilizar los nichos como urnas funerarias.
“El cementerio cuenta con sepulturas afrancesadas y porfirianas, y su importancia radica en las épocas de construcción; hay elementos importantes no sólo históricos sino también artísticos, por lo que es necesario hacer un catálogo de la arquitectura relevante, por ejemplo la sepultura más antigua data de 1867 y corresponde a un infante”.
La primera tumba de Emiliano Zapata
En el panteón municipal de Cuautla fue enterrado Emiliano Zapata en 1919, tumba que aún se conserva, aunque los restos del prócer descansan actualmente en un mausoleo construido ex profeso en la Plaza Revolución del Sur (Plaza del Señor del Pueblo).
“Su sepulcro es uno de los componentes históricos más importantes del inmueble, y posterior a su sencilla sepultura le fue colocado un ángel de mármol como remate. En 1932, los restos del general fueron exhumados y trasladados a su actual morada, y la figurilla ornamental quedó en posesión de su familia”.
Además de la sepultura de Zapata, Roxana Galindo detalló que hay más zapatistas enterrados en ese camposanto. Están los restos de Virginia Hernández, una heroína local muy importante en la época revolucionaria porque llevaba y traía la correspondencia del general. También fue inhumado ahí Marciano Silva, el compositor de los corridos zapatistas.
El hecho de considerar al Panteón Civil en el entorno histórico que establece la Zona de Monumentos Históricos en Cuautla, conformada por 52 manzanas en las que se ubican 19 inmuebles construidos durante los siglos XVI al XIX, otorga más elementos para promover un proyecto integral de rescate.