Lindalva Pinheiro da Silva tenía solo 24 semanas de embarazo cuando la fuente se rompió.
La mujer de 35 años dijo que entró en pánico cuando ocurrió la ruptura a principios de marzo pasado. Lindalva sabía que esperaba a gemelos por lo que lo primero que se le vino a la mente era que perdería a los bebés.
Sin embargo, los doctores en el Centro Médico Tufts de Boston hicieron todo lo posible por retrasar el parto, a pesar de que consideraron quehabía un 50% de probabilidades de que los bebés no sobrevivirían.
Cuatro días después de que se rompiera la fuente, nació Alexandre,pesando sólo 745 gramos.
Según el esposo de Lindalva, Ronaldo Antunes, el bebé era tan pequeño que cabía en la palma de su mano.
Me lo trajeron para darle un beso», dijo la mujer. El bebé «estaba llorando pero era muy pequeño y estaba asustada» por su salud.
La mujer siguió en la sala de parto en la espera de su segundo bebé y aunque se esperaba que diera a luz en horas, esto no ocurrió. Las contracciones cedieron y el cuello uterino de la mujer se volvió a cerrar.
Mientras Alexandre comenzó a crecer en una incubadora en una habitación cercana, su hermano Ronaldo siguió creciendo durante las siguientes semanas en la matriz de su madre.
Lindalva tuvo que tomar antibióticos para evitar infecciones ya que la placenta y el cordón umbilical de Alexandre quedaron dentro. Aunque parte del cordón umbilical de Alexandre salió al segundo día, los doctores lo limpiaron y lo volvieron a introducir para evitar complicaciones.
Para fortuna de Lindalva, durante las semanas siguientes no ocurrieron infecciones, y tres semanas después del primer parto, comenzó a sentir contracciones.
Entonces nació Ronaldo, que pesó 1.4 kilogramos, 24 días después que Alexandre.
Tres meses después del nacimiento de ambos, los gemelos ahora pesan alrededor de 2.7 kilos cada uno.
Son mis bebés milagrosos», dice la mujer. «Ronaldo porque se quedó adentro y Alexandre porque sobrevivió».
Alexandre es un poco más pequeño que su hermano y según los doctores, podría necesitar cirugía por un problema en uno de sus ojos y una hernia. Los padres, sin embargo, esperan que ambos bebés puedan dejar el hospital la próxima semana.
Tengo todo listo» para llevarlos a casa, dice la mujer. «No puedo esperar. Me voy a dormir pensando en ellos».
(Excélsior)