En grupo Acción Ecológica denunció el daño que causará a los habitantes de Tlaltizapán la construcción de una planta de transferencia de residuos para convertir la basura en combustible alterno.
Comunicado:
Con preocupación nos enteramos de que el Presidente Municipal de Tlaltizapán, Morelos, Matías Quiroz Medina, Regidores y Síndico de este Municipio, con el apoyo del Gobierno del Estado, han autorizado la construcción de una planta de transferencia de residuos para convertir la basura en combustible alterno. Tanto la construcción de la planta como la operación de la misma estarán a cargo de la empresa cementera Cruz Azul.
Entendemos la necesidad del Ayuntamiento de Tlaltizapán, Morelos de buscar una solución para la gestión integral de los residuos sólido urbanos, que los ayude a resolver los graves problemas ambientales de contaminación de suelo, emisiones de gas de relleno y contaminación organoléptica que hoy tienen, con sus vertederos a cielo abierto, que representan un alto riesgo para la salud de sus habitantes. No obstante, cualquier proceso térmico, genera más daños que los supuestos beneficios que generaría.
Diversos estudios serios han demostrado que el discurso que maneja la industria de la incineración (donde se incluye a todos los procesos térmicos como la pirolisis, la incineración convencional y la gasificación, entre otras) no se basa en la mejor ciencia, ignorando así los daños que esta práctica causa a la salud humana y a los ecosistemas.
Estos estudios han demostrado que el coctel químico que se encuentra en los residuos sólidos urbanos, al aplicarle calor, a través de cualquier proceso térmico, genera diversas sustancias tóxicas muy dañinas para la salud, entre las que se encuentran los metales pesados, altamente cancerígenos, compuestos orgánicos volátiles que causan daños en el sistema respiratorio, además de las dioxinas y furanos: dos de los Contaminantes Orgánicos Persistentes más dañinos creados por la actividad humana, que se generan en los procesos térmicos.
Dichos contaminantes, además de ser altamente peligrosos para la salud ambiental y humana, tienen las características de ser biomagnificables, es decir, aumentan su concentración progresivamente a lo largo de las cadenas alimenticias; son bioacumulables, que se refiere a que se mantienen en los seres vivos y se transmiten de generación en generación por hasta cinco generaciones, produciendo cáncer, problemas respiratorios y cardiacos, congénitos, de aprendizaje, con otra lista de afectaciones muy larga, además de que no se degradan con la acción fotoquímica del sol ni existen bacterias que los puedan desdoblar. Entre muchas otras afectaciones.
Existen antecedentes de accidentes en diversas partes del mundo donde se han instalado plantas de aprovechamiento energético de los residuos sólidos urbanos por medio de procesos térmicos como la gasificación, lo cual ha llevado que muchos gobiernos locales en diversos países, principalmente de Europa y Estados Unidos, a cerrar plantas incineradoras y de gasificación y no permitiendo que se instalen más.
Hablar de alta tecnología no exime a las empresas de un mal manejo o de accidentes que pueden poner en riesgo a los habitantes. Estas tecnologías utilizan materiales que en caso de accidente aumentan el peligro. También existe un riesgo de exclusión social, pues al poner una planta incineradora, las personas que viven de la pepena en el vertedero se quedan sin su fuente de trabajo, quedando a merced de no poder tener una vida más o menos digna. Proyectos de este tipo, no permiten que los recursos naturales o los materiales desechados que pueden ser reciclados y cierren este círculo; más allá de la extracción para la producción de nuevos materiales.
La incineración va en contra de todos los principios del uso de las tres erres (Reciclaje, Reutilizar, Reducir y compostear), principios básicos que cualquier municipio debe tener en mente para contribuir a mantener un medio ambiente sano y una calidad de vida digna para sus habitantes.
Estudios demuestran que más del 85% del material inorgánico que llega a los rellenos sanitarios y/o los vertederos a cielo abierto, puede ser recuperado, reciclado y reutilizado. De la misma forma, el 100% del material orgánico puede ser composteado para utilizarse como abono en los campos agrícolas.
Un proyecto de mejora a la recolección de los residuos sólidos urbanos, no solo ayuda al medio ambiente, sino que permite que los pepenadores puedan ser incluidos en un plan digno social y económicamente hablando de recuperación de materiales.
Este intento de la empresa cementera Cruz Azul, se suma a los intentos que la mayoría de las empresas cementeras del país están llevando a cabo de encontrar en los RSU una forma fácil de salir de la crisis económica que viven actualmente.
Cobrando a los ayuntamientos por la incineración de sus RSU, ahorrando combustible para sus procesos productivos, generando graves impactos en la salud ambiental y humana de los pobladores cercanos a estas plantas.
Las resistencias que se llevan a cabo en otros Estados de la República, donde incluso ya se han organizado en un frente contra la incineración de residuos, deja claro el descontento social de esta práctica y suma más problemas a la ecuación de los daños ambientales, de salud, económicos, todos ellos absorbidos por el ayuntamiento y no por la empresa.
Por todo esto, hacemos un llamado a Matías Quiroz Medina Presidente Municipal a cabildo de este Ayuntamiento, al Gobernador Graco Ramírez Garrido Abreu para que no cometan errores ante la urgencia de buscar alternativas al problema que hoy tienen con el manejo de los residuos sólidos urbanos.
Los invitamos a informarse sobre los Planes de Basura Cero que de forma tan exitosa han puesto en marcha ciudades como Bogotá, Colombia; Pune, India; San Francisco, California; San Bartolo Coyotepec, Oaxaca, y muchas otras que han logrado no solo reducir la basura que producen, sino que les ha permitido generar dinero para proyectos sociales en sus ciudades.
Un plan de Basura Cero no solo es un plan para el manejo de los residuos sólidos urbanos; es un plan que, a diferencia de los proyectos de incineración, permite a los Ayuntamientos generar ingresos con la venta de los materiales recuperados, la inclusión social de los pepenadores, además de mejorar la salud ambiental y humana de la población.
Las incineradoras no resuelven el problema de la basura; son una solución temporal para la disposición final de la basura, pero creando nuevas y graves afectaciones a la salud y deterioro ambiental. Por eso, los invitamos a buscar alternativas que vayan más allá de la disposición final, buscando una solución integral que involucre a la ciudadanía desde una idea de sustentabilidad e inclusión social.