Ante una sociedad más competitiva, la falta de tiempo y el aumento de responsabilidades del mundo actual, no sólo afecta a los adultos. En la actualidad se ha incrementado el fenómeno del estrés escolar, como una enfermedad a la que debemos estar muy atentos.
Verónica Taboada Picazo, titular del área de Neurosicología del Hospital del Niño y el Adolescente Morelense (HNAM), explicó que el estrés escolar se define como la alteración provocada por presiones de diversa índole, las que pueden estar definidas por el exceso de actividades, presión por parte de algunos profesores y también por algunos padres sobre sus hijos.
Durante el padecimiento de esta enfermedad, el alumno podría reducir su capacidad de aprendizaje, sufrir alteración en sus estados emocionales, e incluso generar cierto tipo de fobias que son mucho más complejas de tratar.
Algunos de los síntomas son: dolor de cabeza, estómago, nervios, ganas de vomitar, insomnio o irritación, los cuales se presentan con más frecuencia cuando inician un nuevo ciclo escolar o acuden a un nuevo plantel escolar.
Algunos niños, explicó la especialista pueden poner excusas absurdas por el temor de asistir a la escuela, porque les da miedo leer en voz alta dentro del salón, o cambiarse para la clase de educación física, entre otras cosas; a otros les produce ansiedad los problemas en el hogar o el separarse de la persona que los cuida.
Con estos antecedentes Taboada Picazo, recomendó detectar estos síntomas y hablar con sus hijos para saber cuál es su preocupación. Y en caso de que se sienta agobiado con una materia nueva o tareas, es importante que les pregunten a sus maestros o consejeros escolares para resolver sus dudas.
“Si todas las asignaturas le resultan muy difíciles, un consejero escolar puede ayudarle a poner las cosas en orden, puede recibir ayuda especial con la tarea si la necesita; es importante procurar que los problemas no se prolonguen demasiado, pues es más fácil ponerse al día con un capítulo que con todo un libro”, destacó.
La próxima vez que su hijo sienta apatía por la escuela, –agregó Taboada Picazo–puede pedirle que anote todo lo que no le guste de la escuela, que haga una lista de las cosas buenas que disfruta (aunque sea sólo el recreo y el almuerzo), y con base a esa lista pídale que piense cómo podría cambiar las cosas que no le gustan.
“Es importante que mantenga una buena comunicación con su hijo, para que él sienta seguridad y confianza, y en dado caso de que esté pasando por una situación difícil pueda usted ayudarle”.
La especialista del HNAM hizo una última recomendación, “propóngale a su hijo escribir en un diario sus sentimientos sobre la escuela, esto les ayudará a dejar salir las emociones que puede tener retenidas en su interior, y dígales que no hay necesidad de compartir con los demás lo que escribe”.