Un hecho insólito se ha producido en la nebulosa planetaria «Abell 78»: Una estrella moribunda, que ya se había liberado de sus capas externas, ha regresado a su fase estelar anterior, la de gigante roja y , tras un tiempo, ha repetido la operación de «rejuvenecimiento» volviendo a su fase de nebulosa planetaria, según ha revelado una investigación liderada por el científico del Instituto de Astrofísica de Andalucía (IAA-CSIC) Jesús A. Toalá de la que ha informado la agencia Sinc.
El investigador español ha destacado, que aunque la liberación de las capas externas es un proceso normal en las estrellas de entre 0,8 y 8 masas solares, «la vuelta a la vida de Abell 78 sí que resulta excepcional. Se encuentra entre los muy pocos casos en los que la estrella revive a pesar de que el núcleo ha dejado de producir energía». El trabajo ha sido publicado en «The Astrophysical Journal».
Cómo se extingue una estrella
Las estrellas obtienen su energía de las reacciones termonucleares que convierten el hidrógeno del núcleo en helio. Al agotarse el hidrógeno, la estrella comienza a hundirse bajo su propio peso, proceso que calienta las capas externas, que se dilatan y expanden. La estrella aumenta su radio casi cien veces y comienza la etapa de gigante roja.
En el caso de estrellas de masa intermedia, como el Sol, comienza a quemarse helio en el núcleo, mientras la dilatación de la envoltura continúa hasta que el núcleo pierde control sobre ella y se expande libre en el espacio. El núcleo, muy caliente, produce radiación ultravioleta y un viento estelar que, al interaccionar con el material de la envoltura, hacen que emita luz.
Volver a empezar
Como ha explicado Toalá esta fue la forma en que se formó Abell 78, una nebulosa planetaria que presenta un cascarón brillante y una estrella central –una enana blanca con un núcleo de carbono y oxígeno–, una capa de helio y otra, más superficial, de hidrógeno. Para este científico del Instituto de Astrofísica de Andalucía (IAA-CSIC) lo que no ha sido normal es que «se encendió la fusión de helio en la capa intermedia, lo que produjo la eyección de parte del material y una dilatación tal quela estrella retomó las características de un gigante rojo; entre ellas, la emisión de un viento estelar de baja velocidad».
Tras esta segunda fase de gigante roja, la estrella volvió a contraerse y comenzó a emitir un viento estelar muy veloz: Otro investigador del IAA que participado en el estudio, Martín. A. Guerrero, ha añadido que «el material eyectado durante el estallido anterior es ahora barrido por el viento de la estrella e ionizado por su radiación ultravioleta, y se observan unos grumos con forma radial que emergen de la estrella central». Para este investigador, esta compleja interacción «hace que se arranque material de los grumos, que alcance temperaturas de un millón de grados y que emita en rayos X».
A juicio de estos científicos la nebulosa planetaria «Abell 78» constituye un objeto de gran interés, porque es una de las cuatro que se conocen con certeza, y porque presenta tres tipos de viento estelar, lo que la convierte en el objeto idóneo para estudiar la interacción de vientos estelares. Además, objetos como esta nebulosa permiten anticipar el futuro del Sol, que previsiblemente formará la suya al extinguirse.