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En los municipios de Miacatlán y Temixco, dos hombres fueron asesinados a balazos en las últimas horas, sin que la policía cuente con pistas de los criminales.
La noche de este martes a las 19:20 horas se reportó a las autoridades municipales de Miacatlán el hallazgo del cadáver de un hombre en la comunidad de Palo Grande, en el paraje «EL Pochote», a unos 150 metros de la avenida Toluca, que tenía un impacto de bala en la cabeza y huellas de golpes en el rostro.
La víctima vestía un pantalón de mezclilla color azul, una playera morada, calcetines color blanco con negro y calzaba tenis color blanco, además junto al cadáver fue localizada una cobija color gris con rosa y una mochila color rojo con otras prendas de vestir y artículos de aseo personal.
Posteriormente al llegar al lugar el personal del Servicio Médico Forense de la Fiscalía regional de la zona sur poniente, trascendió que el hoy occiso tenía un tatuaje en el brazo derecho con el nombre de «Consuelo», que tenía una edad aproximada de 35 años y que había sido asesinado entre 4 y 6 horas antes de haber sido encontrado el cuerpo.
En otro hecho la madrugada de este miércoles alrededor de las dos de la mañana, fue asesinado a balazos un hombre al que sólo se le conoce con el sobre nombre del «Cholo» de entre 30 y 35 años de edad en la calle Moctezuma de la colonia Lomas del Carril del municipio de Temixco.
A la hora señalada, los vecinos reportaron que habían escuchado varias descargas de disparos, incluso algunos dijeron que contaron 16 balazos y al asomarse a la calle vieron el cuerpo de un hombre tirado sobre el pavimento por lo que dieron aviso a la policía.
Al llegar los uniformados encontraron el cadáver de un hombre de complexión delgada, tez morena, estatura mediana que vestía una playera color blanco y un short color azul que tenía como señas particulares tatuajes en ambos brazos.
Más tarde a las 4:05 horas al realizar el levantamiento legal del cadáver, los peritos criminalistas encontraron en la escena del crimen varios casquillos percutidos calibre nueve milímetros, pero de los asesinos ni rastro.
