Con el refrendo del rigor académico universitario, la creatividad y respuesta social a las más diversas problemáticas, cuatro egresados del posgrado en Antropología de la UNAM obtuvieron reconocimientos en la edición de los Premios INAH 2016.
Etnología y Antropología Social
A Roberto Campos Velázquez, académico de la carrera en Etnomusicología de la Facultad de Música (FaM), le fue conferido el Premio “Fray Bernardino de Sahagún” en Etnología y Antropología Social, en la categoría de Mejor Tesis de Doctorado, por la investigación «Sonidos símbolo: la epistemología huave de los sonidos de la fiesta, las ceremonias religiosas y la naturaleza».
“Trabajo prácticas sonoro-musicales de una sociedad vinculada a la celebración de un calendario ritual, como toques de campana, cornetas, tambores, gritos, así como silbos, rituales, cuernos de venados y sartales de cencerros; es decir, una serie de expresiones que un escucha externo pueden considerar musicales”.
Su investigación, realizada en la comunidad de pescadores (huaves–ikoots) de San Mateo del Mar –compuesta por una docena de localidades de distintos tamaños, pegadas a la costa, entre Salina Cruz y Tehuantepec, Oaxaca–, es una propuesta metodológica de cómo se puede hacer un trabajo que permita conocer otro tipo de universos, y que sea a través de las prácticas sonoro-musicales.
En tanto, Natalia Radetich Filinich obtuvo mención honorífica en esta misma área por «Trabajo y sujeción: el dispositivo de poder en las fábricas de lenguaje».
Asimismo, el premio, pero en la categoría de Mejor Tesis de Maestría, fue para Susana Rebeca Kolb Cadwell por «Disyuntivas corporales: hacia una teoría totonaca de la diabetes en Ixtepec, Puebla». Su investigación es un acercamiento a una teoría de ese pueblo sobre la diabetes, que surge en el contexto de una epidemia de esa afección y de la obesidad en México, y una marcada incidencia en grupos indígenas.
La egresada universitaria, quien labora en la Coordinación de Estudios de Posgrado, comentó: “Me enfoqué en un grupo totonaco en la sierra norte de Puebla, en donde hay una alta prevalencia de diabetes y es un problema real de la vida cotidiana. Mi trabajo busca encontrar metodologías, abordajes y cuestionamientos que se acerquen a teorías nativas o etnográficas”.
Antropología Física
El Premio “Javier Romero Molina” en Antropología Física, en la categoría de Mejor Tesis de Doctorado, le fue otorgado a Lilia Lorena Escorcia Hernández, por su investigación «La edad biológica vs. la edad cronológica: reflexiones para la antropología física».
Lilia es antropóloga física y realizó un posgrado en antropología forense; trabaja en el laboratorio de esa especialidad, en el Instituto de Investigaciones Antropológicas de esta casa de estudios.
“En la primera parte de mi investigación abordo en qué consiste la edad biológica, es decir, aquella que se mide a través del ritmo ontogenético de los seres humanos, del crecimiento, el desarrollo y del declive morfofuncional; en la segunda hablo de la edad cronológica, que está relacionada con el concepto del tiempo.
“Finalmente, en la tercera fase refiero un debate antiguo que discute la edad de Pakal, gobernante de Palenque, y de otros mayas. Construí un modelo teórico, y considero que la interpretación que se hizo en nuestro concepto del tiempo es distinta”, concluyó.