Cualquier puente posible entre el Gobierno de México y Venezuela es ahora una quimera. La relación ha llegado a un punto en que la diplomacia ha dejado paso a los insultos. El líder del chavismo, Nicolás Maduro, lanzó este jueves una filípica contra su homólogo mexicano, Enrique Peña Nieto, tras conocerse el contenido de la conversación que mantuvo con Donald Trump a finales de enero. Maduro aseguró sentir “vergüenza” del mandatario mexicano, al que tachó de “cobarde” y criticó por comportarse como un “empleado maltratado” del inquilino de la Casa Blanca. De vacaciones Peña Nieto, la respuesta llegó de su canciller, Luis Videgaray: “Cobarde es quien usa el poder del Estado para desmantelar la democracia y arremeter contra su propio pueblo”.
Las declaraciones de Maduro se producen la víspera de la instalación de la Asamblea Nacional Constituyente, que despoja de cualquier poder a la Asamblea Nacional, de mayoría opositora. México, al igual que otros países de América Latina y Europa –además de Estados Unidos- aseguró que no reconocerá a la nueva institución, surgida de los comicios del pasado domingo. Una elección marcada por las acusaciones de supuesto fraude en los resultados, que, según el Consejo Nacional Electoral, dieron más de ocho millones de votos al chavismo. Este jueves, la fiscal general, crítica con Maduro, pidió ante los tribunales que se anulara la instalación de la Constituyente.
«Da vergüenza Peña Nieto. Escúchame desde Venezuela: da vergüenza que te dejes tratar así como un empleado maltratado. Yo veo a Peña Nieto como un empleado maltratado, abusado por su jefe Donald Trump. ¡Ah, con Venezuela sí te metes!», cargó Maduro. El presidente venezolano aprovechó la publicación de la transcripción de una llamada de Peña Nieto con Trump por The Washington Post para, en la que amenaza a Peña Nieto con suspender cualquier diálogo bilateral si mantiene su posición de no pagar el muro, para lanzarse contra el presidente mexicano: “Le dio una orden pública. Eso da vergüenza, indignación», incidió Maduro, quien añadió: «Si yo fuera presidente de México, me iría con el pueblo mexicano y una mandarria y tumbara todos los muros que me separan con Estados Unidos y no permitía la construcción de ese muro, pero de frente, con valentía, como lo haría Emiliano Zapata, como lo haría Pancho Villa, valiente como lo haría Lázaro Cárdenas», añadió.
La relación entre ambos presidentes había sido cordial durante casi todo el sexenio de Peña Nieto. El presidente mexicano ni su Gobierno habían alzado la voz ante la deriva autoritaria de Maduro, lo que le había generado no pocas críticas en tanto otros dirigentes de la región, como Mauricio Macri (Argentina), Juan Manuel Santos (Colombia) o Pedro Pablo Kuzcinsky (Perú) eran más contundentes en su postura ante Venezuela. Todo cambió en los últimos meses. La crisis en el país sudamericano se agudizó y México impulsó una reunión de cancilleres en el marco de la Organización de Estados Americanos (OEA) para condenar, en vano, a Venezuela. Además, el Gobierno de Peña Nieto, del PRI, ha encontrado en la crisis del país sudamericano una oportunidad para agitar la campaña electoral del próximo año y lanzarse contra el aspirante que lidera todas las encuestas, Andrés Manuel López Obrador, que se ha mostrado tibio a la hora de cuestionar al líder chavista.
México, que mantiene lazos comerciales con Venezuela, estudia junto a otros países de la región la posibilidad de aplicar sanciones que vayan más allá de un nuevo comunicado de condena contra el Gobierno de Maduro.
Información de El País
https://elpais.com/internacional/2017/08/04/mexico/1501813462_836509.html