Durante los meses de enero, febrero y marzo, Morelos se llena de color, sonido y emoción con sus emblemáticos carnavales, una celebración que une generaciones y resalta el orgullo de su identidad cultural. Desde Tepoztlán hasta Jiutepec, así como Yautepec, Tlayacapan, Tlaltizapán, Atlatlahucan, Xoxocotla y Tetecala, el inconfundible brinco del chinelo transforma las calles en un espectáculo vibrante, donde la tradición y alegría se entrelazan.
Cada municipio aporta su esencia, haciendo de estas fiestas una experiencia inolvidable. En Tepoztlán, la magia del carnaval se fusiona con el misticismo del cerro del Tepozteco, mientras las comparsas llenan las calles de vida y la gastronomía típica deleita los sentidos.
Al respecto, Daniel Altafi Valladares, secretario de Turismo de Morelos, destacó la relevancia de los carnavales como una de las expresiones más auténticas del patrimonio cultural morelense, reafirmando el compromiso de la dependencia a su cargo para preservar y promover dichas tradiciones que representan el alma del estado.
El chinelo, figura icónica de estas festividades, encarna la historia de fe y unidad de Morelos, a través de sus túnicas bordadas, máscaras talladas y sombreros imponentes. Este legado cultural ha trascendido por generaciones, convirtiéndose en un símbolo que une a toda la comunidad.
Reconocidos como patrimonio cultural inmaterial, los carnavales de Morelos invitan tanto a locales como a visitantes a vivir una experiencia única, enriquecida con música, gastronomía y convivencia.
Daniel Altafi refirió que el Gobierno del Estado, encabezado por Margarita González Saravia, impulsa el desarrollo turístico, fortaleciendo la economía local y promoviendo la cultura y tradiciones que hacen de la entidad un destino único.
“En Morelos, la primavera de México, la tradición late fuerte”, aseveró el secretario de Turismo, al tiempo de invitar a la ciudadanía y visitantes “a celebrar con nosotros el latido del corazón cultural del estado”.