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LA INCREÍBLE LONGEVIDAD DEL TIBURÓN BLANCO: 70 AÑOS

El gran predador del océano, de grandes y agudos dientes, el tiburón blanco (Carcharodon carchiarias) guardaba un gran secreto que acaban de descubrir en el Instituto Oceanográfico Woods Hole (WHOI). Su vida media es mucho más larga de lo que hasta ahora se creía, que se calculaba no superior a los 30 años. Sin embargo, el análisis de los anillos de crecimiento de sus vértebras con carbono 14 ha demostrado que en realidad pueden duplicar esta edad, lo que le convertiría en uno de los peces cartilaginosos más longevos. El nuevo hallazgo se publica en la revista PlosOne.

Igual que se hace con los árboles, la edad de los peces se estima de acuerdo con los anillos de crecimiento de tejido mineralizado que crecen durante toda la vida del pez, como otolitos (huesos del oído), las vértebras y los radios de la aleta. Sin embargo, no es tan sencillo como podría parecer. Estimación de la edad en el tiburón blanco puede ser un reto. Mientras que las vértebras se construyen por capas de tejido, establecido de forma secuencial durante la vida de un individuo, la alternancia de bandas oscuras y claras puede no ser muy evidente. Además, para complicar las cosas, las bandas no significan necesariamente un crecimiento anual.

Sin embargo, hasta ahora se asumía que los pares de bandas claras y oscuras representaban un año en la vida del animal. “En muchos casos, esto ha resultado ser verdad para una parte o la totalidad de la vida, sin embargo, cada vez en mas casos esto está siendo refutado», señala Lisa Natanson, una de las autoras del estudio.

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Pruebas nucleares
Los investigadores del WHOI analizaron las vértebras de cuatro hembras y cuatro machos del noroeste del océano Atlántico. Y para su sorpresa, las estimaciones de edad fueron hasta 73 años para el macho más grande y 40 años en el caso de la hembra. Para este estudio, y para superar las imprecisiones antes comentadas, se sirvieron del carbono radiactivo liberado durante las pruebas nucleares llevadas a cabo entre 1950 y 1960. El radiocarbono de la atmósfera se incorporó al océano y a los tejidos de los organismos marinos que vivieron en ese período de tiempo. El aumento de Carbono 14 incorporado en las capas de crecimiento de la vértebra, puede ser utilizado como un «marca del tiempo» para ayudar a determinar la edad de un animal.

Todas las muestras de colágeno de vértebras eran de tiburones blancos capturadoss en el noroeste del océano Atlántico entre 1967 y 2010 que que estaban guardadas en el Northeast Fisheries Science Center NEFSC, en Narragansett, que tiene la mayor colección de este tipo. Además fueron fotografiadas con una cámara conectada a un microscopio estereoscópico que utiliza la luz reflejada para el recuento de bandas de crecimiento.

Los investigadores encontraron que los pares de bandas se establecen sobre una base anual en los tiburones pequeños y medianos en el Atlántico noroccidental. Sin embargo, los individuos más grandes pueden experimentar un cambio en la tasa de deposición del material vertebral en algún momento después de la madurez, o las bandas pueden llegar a ser tan delgados que no se puedan distinguir.

Los tiburones blancos están considerados como una especie «vulnerable» en todo el mundo. Dado que los individuos son de crecimiento lento, y maduran tarde, la población de tiburones blancos podrían ser aún más sensibles a la pesca, el medio ambiente y otras presiones. «Estos hallazgos cambian la forma en que mannejamos las poblaciones de tiburones blancos y deben tenerse en cuenta al formular estrategias de conservación en el futuro», advierte Greg Skomal, otro de los autores del estudio.

No tan fieros como los pintan
Las hembras de tiburón blanco son más grandes que los machos. Los ejemplares más grandes puede llegar a medir hasta 6 metros, aunque su longitud habitual suele ser de 4. Excepcionalmente pueden acercarse incluso a los 7, como una hembra hallada muerta en una playa de Malta en 1987. Su peso ronda los 2.000 kilos. Son grandes viajeros, pudiendo nadar largas distancias. El récord, publicado en 2005 en la revista Science, lo tiene una hembra adulta que viajó más de 11.000 kilómetros en nueve meses: un viaje que ida y vuelta entre las costas de Sudáfrica y Australia.

Este gran predador no es tan fiero como lo pintan. Y gran parte de su mala fama como devorador de hombres la debe al cine. En 1975, Spieldberg estrenó Tiburón, que retrataba a este pez como un perseguidor incansable de humanos. Sin embargo la realidad es al revés. El tiburón blanco se convierte con frecuencia en el cazador cazado, aunque sea ilegalmente. Además es una especie amenazada por la reducción de sus fuentes de alimento y por el exceso de pesca por parte de los cazadores de trofeos. En el caso del tiburón blanco, son especialmente codiciados sus dientes y mandíbulas, que después se venden a buen precio. Una mandíbula de tiburón blanco se llegó a valorar en Sudáfrica, en 50.000 dólares. Las mandíbulas pequeñas pueden venderse por 12.500 a 15.000 dólares estadounidenses, y los dientes por separado entre 425 y 600 dólares cada uno.

Por ello, la especie se encuentra catalogada como Vulnerable en la lista roja de la Unión Mundial para la Naturaleza (UICN). Y ha sido incluida en el anejo II del Convenio de Washington (CITES) que controla el comercio internacional de las especies amenazadas.

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