¿Ha observado alguna vez a unas pobres hormigas flotando en una pequeña riada repentina? Su destino parece ahogarse sin remedio, pero no siempre sufren un final tan fatídico. La razón es que estas organizadas criaturas tienen la habilidad de construir balsas con sus propios cuerpos para minimizar las pérdidas en la colonia y salvar a la reina, según un estudio publicado en Plos One por un equipo de la Universidad de Lausana, en Suiza. La hormiga reina se coloca en el centro y queda protegida por todos lados por sus vasallas.
Cuando están en peligro, los animales sociales son muchas veces capaces de trabajar juntos para mejorar la supervivencia y el bienestar del grupo. Es conocido que las hormigas que viven en llanuras donde las riadas son frecuentes, se enlazan juntas unas con otras para crear balsas si llega una inundación, pero poco se sabía hasta ahora sobre la composición, la forma y la estructura social, si es que la había, de estas balsas.
Para comprender mejor este proceso, los autores del estudio recogieron poblaciones de hormigas (con obreras, crías y reinas) de una llanura en Suiza y las llevaron al laboratorio, donde provocaron inundaciones. Los científicos observaron cómo las trabajadoras, las crías y las reinas se colocaban en la balsa, así como la capacidad de flotación y recuperación de las hormigas obreras y las pequeñas.
La reina, en el centro
Los investigadores hallaron que las hormigas obreras y las crías eran extremadamente resistentes a la inmersión. Las primeras protegían a sus compañeras más vulnerables y valiosas de la colonia, colocando a la reina en el centro de la balsa. Las crías, con gran capacidad de flotabilidad, y las obreras, con una gran capacidad de recuperación, se colocaban en la base de la balsa para minimizar las lesiones o la muerte.
Tanto las obreras como las crías exhibieron altas tasas de supervivencia después de formar la balsa, lo que sugiere que ocupar la base de la balsa no resulta tan mortal como los científicos esperaban. «Esperábamos que los individuos sumergidos en la base de la balsa se enfrentaran al coste más alto, así que nos quedamos asombrados de ver cómo las hormigas ponían sistemáticamente a los miembros de la colonia más jóvenes en esas posiciones. Otros experimentos revelaron que las crías son los miembros que más flotan de la comunidad y que la balsa no disminuye su supervivencia, por lo que esta configuración beneficia al grupo a un coste mínimo», concluye Jessica Purcell, autora de la investigación.