Las redes sociales y las redes neuronales funcionan de manera semejante.
Tal vez el auge de las redes sociales en internet tenga que ver con el hecho de que su estructura está organizada como nuestra memoria.
Esto al menos es lo que sugiere un estudio realizado por Thomas Hills y Thorsten Pachur, de la Universidad de Basilea (Suiza). En un primer momento, los dos investigadores querían saber cómo y en qué orden nos acordamos de las personas. La propia pareja, por ejemplo, además de ser el número uno en nuestro corazón, suele ser también la primera persona en la que pensamos. Después siguen los miembros de la familia, luego los amigos.
¿Quién está ‘primero’? ¿Nuestra pareja o la familia?
Tradicionalmente se asumía que este orden se daba porque los contactos se almacenan mediante una jerarquía de categorías sociales, desde la pareja pasando por la familia y los amigos hasta los conocidos.
Sin embargo, Hills y Pachur se toparon durante sus análisis con otra causa. Un experimento de los psicólogos reveló que los participantes se acordaban principalmente de personas que sabían que se conocían entre sí, es decir, de personas que forman redes sociales.
Al contrario, resulta más difícil acordarse de las personas relativamente aisladas (por ejemplo, un amigo o conocido al que los demás integrantes del entorno no conocen), no importa el rango que tenga en la jerarquía familiar. Es decir, parece que el cerebro integra a las personas espontáneamente en un tejido de contactos sociales, considerando que aquellos que tienen muchos contactos son especialmente dignos de ser recordados.
Por cierto, el psicólogo inglés Robin Dunbar piensa que es un “mito” moderno creer que el número de amigos crece gracias a las posibilidades que ofrecen las redes sociales
en internet: si uno define como “amigos” a aquellas personas dispuestas a ayudarle en un apuro, su número es más o menos el mismo online que offline.