Los integrantes del equipo Lunambotics —de las facultades de Ingeniería (FI) y de Contaduría y Administración (FCA) de la UNAM—, tienen una tarea compleja: diseñar una máquina autónoma de exploración capaz de reemplazar al Curiosity en su recorrido por la superficie marciana.
Su propuesta competirá en el Sample Return Robot Challenge, una justa de prototipos organizada por la National Aeronautics and Space Administration (NASA), a realizarse del 8 al 13 de junio de 2015 en Worcester, Massachusetts, Estados Unidos.
El desarrollo ganador debe tener las características requeridas para un eventual viaje al planeta rojo (a realizarse entre 2025 y 2030), es decir, autonomía total, construcción económica y estructura ligera.
En atención a estos parámetros, el vehículo se encuentra equipado con brazos de fibra de carbono, uniones de aluminio, dos baterías de polímero de litio y seis motores (uno por rueda). Además, sus dimensiones son 1.38 por 1.40 metros y pesa 62 kilogramos (las reglas no permiten sobrepasar los 80).
Este último aspecto es relevante porque cada gramo extra lanzado al espacio tiene un costo de miles de dólares; además, en estas labores se requieren estructuras ligeras y robustas al mismo tiempo.
Para explorar la superficie irregular del planeta rojo, el robot unamita dispone de seis llantas de neopreno de baja densidad (remachadas por fuera), así como de fibra de carbono en brazos de suspensión y aluminio 7075 en chasis, uniones y rines. Además, tolera temperaturas que van de menos 20 hasta 40 grados centígrados (las variaciones en Marte son más extremas).
Justas preparatorias
El equipo Lunambotics, del Centro de Ingeniería Avanzada (CIA) de la FI, recién compitió en Worcester contra 16 equipos de India, Corea del Sur, Estonia y Estados Unidos, entre otros.
Con excepción de Luis Ángel Hernández González, inscrito en Administración de Empresas, los integrantes de la escuadra estudian ingeniería en distintas disciplinas, como Jorge Isaac Cordero Enríquez, Juan Pablo Arciga Cornejo, Carlos Alberto Pozos Villegas, Carlos Eduardo Ramírez Santiago y Daniel Agustín Monsalvo Meraz (Mecatrónica); Julio Alberto Bastida Bernal, José Ángel López Mondragón y Sebastián Torres Camarillo (en Computación); Luis Ramón Hernández Torres (Eléctrica-Electrónica), y Víctor Vigueras Díaz (Civil).
El logotipo es de creación estudiantil y surgió —al igual que el nombre del equipo— de la yuxtaposición de tres conceptos: la Luna, la UNAM y la robótica.
En el año 2013 participaron en la Robotics Mining Competition, donde obtuvieron una mención en Diseño e Innovación Tecnológica. En 2014 dieron el salto a la máxima categoría: Exploración Planetaria (en el Sample Return Robot Challenge), en la que ganaron Mejor Diseño de Prototipos.
Listos para viajar a Marte
“Desarrollamos una suspensión rocker-bogie, es decir, un sistema de seis llantas que mediante un diferencial puede levantar una de sus ruedas delanteras sin desnivelarse. Así, su centro de gravedad se mantiene bajo y el robot no sufre volcaduras”, comentó Cordero Enríquez, líder del proyecto.
Funciona con programación establecida, pero también con reacciones, algo poco común en robots, pues en su mayoría operan con software secuencial o de manera reactiva. Nuestra propuesta es híbrida, es decir, combina los mejores elementos de ambas estrategias, explicó.
Este artefacto autónomo desarrolla las tareas asignadas con sólo oprimir el botón de inicio. Los sectores integrados obtienen datos del ambiente, puntos de referencia transferibles al cartógrafo para crear mapas y moverse en el entorno; que realice tareas sin supervisión es esencial, porque cada mensaje enviado de la Tierra a Marte tarda entre 14 y 20 minutos en llegar.