El machismo nos rodea en todos los ámbitos en los que nos relacionamos. Y su manifestación extrema es la violencia machista. Detectarlo y atajarlo ya desde la escuela, la familia y los medios de comunicación es fundamental para acabar con los feminicidios que siguen siendo el mayor problema al que se enfrentan nuestras sociedades.
El día de hoy una mujer fue privada de la vida en la comunidad de El Coco, en Puente de Ixtla. Una pancarta dejada a un lado del cuerpo es una evidencia, no prueba plena, no debe servir para estigmatizarla. La Fiscalía debe aplicar el protocolo para investigar este caso como feminicidio.
Preservar la escena del crimen, parece elemental, pero es el principio básico para no desviar las investigaciones. Toda muerte violenta de mujer debe ser en principio investigado como feminicidio, establece la Ley general de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia.
El Código Penal establece claramente las causales de tipificación del feminicidio en su artículo 213 Quintus. De acuerdo a los Tratados internacionales que protegen los derechos de las mujeres, la violencia machista y misógina no puede ser justificada por ninguna autoridad, ya que en caso de hacerlo se transforma también en violencia institucional.
No basta una condena del hecho, pero es indispensable rechazarlo como un acto grave que no puede ser aceptado ni tolerado por la sociedad y las autoridades. El establecimiento de la justicia parte del reconocimiento de los derechos a la vida, la libertad y la seguridad, violados todos y cada uno de ellos. Por ello, cuando apelamos a una información que no revictimice a través de medios de comunicación masiva o redes sociales, es porque toda persona debe ser respetada en su dignidad, durante su vida, y cuando ya ha sido privada de la vida para preservar su memoria y ayudar a la familia a superar el terrible dolor de la pérdida que ello significa.
En Morelos es necesario que los medios de comunicación den a conocer estos graves casos de feminicidio, informando con la responsabilidad social y con una perspectiva de respeto a los derechos humanos de quienes han sido victimizadas y no criminalizarlas, como en muchas ocasiones realizan autoridades que deberían ser las primeras en garantizar los derechos.
No permitir que se normalicen los hechos extremos de violencia feminicida es tarea y responsabilidad de toda la sociedad, pero sobre todo de las autoridades locales, municipales, estatales y federales que tienen conocimiento de la existencia de una Alerta de Violencia de Género en Morelos desde el 10 de agosto de 2015 y no cumplen con su tarea de prevenir, sancionar y erradicar el feminicidio que sigue a la alza este 2016 y a 39 desde que se estableció esta AVG.
Que el grito de Ni Una Más, se eleve y nos convoque a no permitir que continúe el feminicidio impune en Morelos.