La muerte, es uno de los momentos más complicados de la vida. Ver partir a una persona, despedirse de un ser querido, no es nada sencillo. Pero hay quienes hacen de estos difíciles momentos parte de su día a día.
Él es Pedro, desde hace más de 20 años se convirtió en sepulturero. Los cementerios de Cuernavaca se volvieron “su oficina”, y lugar de trabajo.
Desde muy temprano, él y sus compañeros, comienzan la labor en los diferentes panteones de la ciudad, desde cavar varios metros de tierra para hacer una fosa, construir nichos, exhumar restos y cargar pesados ataúdes.
“Todos los días es la misma historia, hacer fosas, hacer limpieza en todos los panteones, cuando se nos carga tenemos que hacer mucho… Si nos gusta, porque aquí estamos, ya 20 años trabajando aquí en panteones, es difícil pero de aquí hemos sostenido a la familia”.
Juan Carlos también recorre los pasillos de los camposantos, y aunque en ocasiones ha escuchado voces y pasos por la noche, él continúa su labor.
“Aquí lo que uno mismo se tiene que dar valor, si baja uno recorre el panteón, se siente frio, pero no pasa nada, aquí ya hasta parecemos una familia aquí con ellos”.
Pero además del enorme esfuerzo físico que realizan, también se enfrentan a difíciles situaciones, al ser testigos de cada sepelio, de cada despedida.
“Luego nos preguntan que si no sentimos el dolor, pero nosotros aunque lo sintamos, nos aguantamos, hay veces que si nos llega, pero hay que aguantarnos, ahora sí que estamos muy acostumbrados a ver tantas cosas, pero hay veces que si nos conmueve el dolor y ahí estamos”.
Incluso situaciones que no esperan, han atestiguado peleas entre familiares, o incluso han sido golpeados y arrojados a la fosa.
“Hace seis meses nos patearon aquí, acá abajo, nos patearon por estar tapando a un difunto, lo enterramos, comenzamos a echar la tierra, y cuando menos vimos le tiraron una patada, lo repegaron sobre la cruz y estaba agachado… se le votó al familiar que no querían que tapáramos la caja… ahora sí que aquí recibe uno lo que menos espera”.
Pese a todo, Juan Carlos y Pedro aseguraron que continuarán con su trabajo, pues los ha sacado adelante a ellos y sus familias.