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A un mes de haber sido acusado de balacear a Juana Rodríguez Nájera, que para colmo es su familiar, el patrullero de la Policía de Tránsito de Cuernavaca Emilio González Marure, ya se encuentra reinstalado en sus funciones policíacas, como si nada hubiera pasado, pese a que en su momento, las autoridades de la Secretaría de Protección y Auxilio Ciudadano anunciaron que ayudarían “a las autoridades correspondientes a ubicar su paradero”, y que se había iniciado un procedimiento administrativo en el área jurídica y de Asuntos Internos.
Como se dio a conocer en su momento, la tarde del jueves 28 de abril, en la esquina de Pino Suárez y Miguel Hidalgo, del poblado de Ahuatepec, en la capital del estado, el patrullero obstruía el paso con la unidad número 1325 que se encuentra a su cargo, por lo que se hizo de palabras con su sobrina Juana Rodríguez.
A decir de sus vecinos, Emilio González, quien se encontraba uniformado, portaba el arma de cargo y llevaba la patrulla en cuestión, sacó de entre la fornitura el arma y con ella encañonó a la mujer y después disparó al piso, pero la bala pegó en una piedra o en el concreto y una esquirla hirió a la mujer.
Sin embargo, todo fue negado por las autoridades de la Secretaría de Protección y Auxilio Ciudadano, quienes de inicio aseguraron que el patrullero se encontraba franco, ya que a las 13:00 horas había entregado la patrulla y su arma de cargo porque había pedido permiso para irse a Toluca, ya que su madre estaba muy enferma.
Posteriormente la SP y AC emitió un comunicado en el que lamentaba los hechos y se comprometía a coadyuvar con las autoridades en las investigaciones. También dijo que ayudaría a ubicar el paradero del policía, aceptando que se había dado a la fuga. Pero lo cierto es que esta misma semana reinstalaron al uniformado en su puesto, sin mayor trámite legal y la sospecha de un jugoso arreglo económico entre él y su director Óscar Cruz Cuevas.
