A no dejar las investigaciones a medias e ir a fondo para identificar, detener y castigar a todos los policías que estén en complicidad con la delincuencia organizada, urgieron tanto policías en activo, abogados y representantes empresariales a las autoridades federales, para lograr exterminar el cáncer de la corrupción y la impunidad.
Tras de que Ulises o Daniel Martínez Vargas, alias “El Mojo” cayera abatido a balazos la noche del pasado lunes, en el tradicional barrio de Tlaltenango, a manos de Policías Federales, puso al descubierto, a decir de la Secretaría de Seguridad Pública Federal, que éste había logrado conformar una red de corrupción, información y protección de policías municipales de Cuernavaca.
Los entrevistados que pidieron el anonimato, ante el temor de represalias por la impunidad y descaro con que actúa la delincuencia, exigieron que las autoridades pasen de los dichos a los hechos. Esto es que si la SSP, está dando a conocer públicamente que “El Mojo” contaba con un grupo de Policías Municipales a su servicio, que no se quede solamente en eso, que proceda a identificarlos a detenerlos y a consignarlos para que no se caiga de nueva cuenta en lo que por desgracia ha venido pasando en los últimos meses, en que se detiene a capos, cabecillas o sicarios, estos revelan quiénes son sus cómplices y no se detiene a todos; estos se rehacen, se reorganizan y vuelven a hacer de las suyas y es “cuento de nunca acabar”, y es la sociedad la que paga las consecuencias.
Hoy, revelaron policías preventivos estatales y ministeriales principalmente, tras la muerte del “Mojo”, se confirma lo que muchos de nosotros ya sabíamos, menos “nuestros mandos y las autoridades federales”, que éste gozaba de impunidad y de protección por parte de autoridades municipales, estatales y federales, por lo que urge que la SSP y la PGR hagan bien su trabajo, lleguen a fondo y no dejen las cosas a medias, sobre todo cuando en la colonia Carolina toda la familia del “Mojo” y todos sus movimientos son bien conocidos, o que van a esperar que se convierta en otro Huitzilac, en donde ninguna autoridad puede con los maleantes y por el contrario cada vez que alguna autoridad trata de hacer valer la ley es atacada