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En los municipios de Jiutepec y Emiliano Zapata, gobernados por los alcaldes perredistas, Miguel Ángel Rabadán Calderón y Alberto Figueroa Valladares, respectivamente parece haber un mutuo acuerdo para beneficiar a sus familiares, amigos y recomendados, apoyados presumiblemente con la “venta de protección”, del diputado por igual perredista Rabindranath Salazar, todo ello por medio de nóminas secretas en las que en Emiliano Zapata pagan onerosos salarios a familiares del alcalde de Jiutepec y en Jiutepec pagan a los enviados del alcalde de Emiliano Zapata.
Y esto es un secreto a voces, y lo afirman vecinos de estas comunidades y representantes de los partidos PRI y PAN, quienes han revelado ejemplos tan descarados y ya de sobra conocidos en estos municipios como el hecho de que Edson Calderón, hijo del alcalde de Jiutepec, cobre un salario promedio de 15 mil pesos a nivel de director del Sistema de Agua Potable de Zapata, pero sin desempeñar ninguna actividad y mucho menos devengar el salario.
Obviamente “la atención” del alcalde de Zapata, Alberto Figueroa, le tenía que ser retribuida por su homologo, Miguel Ángel Rabadán y así este le da cobijo a su hermano Israel, siendo estos los más contundentes ejemplos de la complicidad en la corrupción que han institucionalizado estos dos alcaldes perredistas, pues de ahí se desprenden otro muchos nombramientos e “intercambios salariales”, para beneficiar a parientes y amigos.
Pero en toda esta “ingeniería de manejo de nóminas secretas”, no podía ser ajeno el ex alcalde de Jiutepec y hoy flamante diputado local, Rabindranath Salazar, quien por igual tiene sus recomendados metidos, en ambos municipios, como es el caso de su hermano Radares, que no de ahora, sino desde que él fue alcalde, tenía las manos metidas en el municipio de Zapata y en la policía municipal de Jiutepec.
Sólo que ahora, según se sabe sólo se dedica a cobrar como asesor del alcalde de Zapata, Alberto Figueroa, un salario estimado en 20 mil pesos mensuales, como “aviador”, ya que por instrucciones determinantes de “la señora presidenta de Zapata”, Catalina Ríos, esta determinó que “no lo quería ver por ahí en su municipio que nada más fuera a cobrar y ya”
Así están las cosas en estos dos municipios gobernados por alcaldes perredistas y un diputado del mismo partido.
