Como se tenía previsto académicos, investigadores alumnos, dejaron sus laboratorios, su aulas para que con su silencios y a veces con porras clamaron justicia y un alto a la violencia que le arrebato la vida a su compañero Ernesto Méndez Salinas de 51 años quien era un connotado trabajador de la Universidad Nacional Autónoma de México del Instituto de Bioteconología.
Vestidos con su bata blanca con sus playeras de la UNAM partieron desde la paloma de la paz a las 11 de la mañana hacia el Congreso del Estado. A paso lento pero firme su proclama, justicia por la muerte del investigador Ernesto Méndez Salinas, asesinado el martes pasado en la colonia Teopanzolco de Cuernavaca.
“…Que resuelvan quiénes lo mataron, pedimos justicia, nada va devolverlo a la vida, nada va hacer que él regrese y vuelva hacer todo lo que podía hacer…” dijo el investigador Antonio del Río.
La bandera de la Universidad Nacional Autónoma de México destacaba entre las decenas de académicos y estudiantes que a paso lento avanzaban con el rostro de muchos era de enojo, alto a la violencia, a la corrupción se escuchaba al unísono.
Metros antes de arribar a la zona conocida como “El Calvario”, los marchantes se callaron y fueron minutos de silencio que calaba para mostrar que la UNAM está de luto.
En el congreso del estado reclamaron a las autoridades acciones urgentes para garantizar seguridad a la ciudadanía… “…Dejando un legado de calificativos como el bueno, el recto, el amable, el agradable sonrisa, el cooperativo, excelente ser humano y por último quise dejar estos dos calificativos que generaliza lo que dejó en vida, el mejor, el grande, esa es una pérdida para nosotros como ser humano, pero el país perdió uno de los mejores astro virólogos…” Dijo María Tabche.
Mientras un grupo de diputados como Luis Miguel Ramírez, Jorge Arizmendi, Tania Valentina y Julio Espín los escuchaba pero eso si escoltados por guardias de seguridad para evitar “agresiones”.
Uno de sus estudiantes Rodígo Velázquez dijo “…una persona que podía tanto llamarme la atención como hacerme reir con una de sus bromas, siempre admirable con su perseverancia, su inteligencia, sentido de la justicia, su sentido al saber que siempre fomentaba a sus estudiantes, lo único que él amaba más que a su ciencia fue su familia..”
En la ofrenda del zócalo los académicos colocaron una cruz más a causa de la delincuencia, la del Investigador del Instituto de Biotecnología quien deja a una esposa y dos hijas.