Violencia; discriminación racial, religiosa y económica; homofobia, e incomprensión intergeneracional son algunas expresiones de la intolerancia en México, condiciones que complican la construcción de la democracia. En el país no se respeta y la incapacidad para convivir es parte de un discurso agresivo en todos los niveles, advirtió René Jiménez Ornelas, del Instituto de Investigaciones Sociales (IIS) de la UNAM.
Ésta comienza en casa y se observa tanto en las relaciones entre pares como en los vínculos entre instituciones. Además, es evidente en la falta de actuación de las autoridades y en su incapacidad para garantizar protección y seguridad a los ciudadanos, con ética y actitud de servicio, señaló con motivo del Día Internacional para la Tolerancia, a celebrarse este 16 de noviembre.
A nivel federal, estatal y municipal, el déficit de plazas laborales —estimado en más de cuatro millones—, el crecimiento de la economía informal y el fortalecimiento de la delincuencia organizada, configuran una construcción social intolerante, aseguró.
Jiménez indicó que también puede observarse a nivel individual y colectivo, por ejemplo, en el desprecio hacia ciertas poblaciones por su raza, color de piel, posición económica o nivel de instrucción, características que no concuerdan con los estereotipos de éxito. “Los individuos se transforman en mercancía y los valores se hacen a un lado para alcanzar el bienestar material, sin importar los medios”.
Además, existe intolerancia en las expresiones de odio exacerbado en contra de homosexuales o personas de otras religiones, lo que demuestra la recuperación de tradiciones premodernas en detrimento de sus derechos.
“Debemos pensar si heredaremos un país así a las generaciones futuras. Hay que empezar por tolerar a nuestros vecinos, compañeros de trabajo, y unirnos para resolver estas problemáticas en beneficio de todos. Es momento de lograrlo”, añadió.
Según la Organización para las Naciones Unidas (ONU) la tolerancia consiste en la armonía en la diferencia. Constituye un deber moral y una exigencia política y jurídica, y se fomenta a través del conocimiento, apertura, comunicación y libertad de pensamiento, conciencia y religión.
Significa que toda persona acepte que el prójimo, caracterizado por la diversidad de su aspecto, situación, forma de expresarse, comportamiento y valores, tiene derecho a vivir en paz y a ser como es. También implica que uno no ha de imponer sus opiniones.
“El respeto a uno mismo y a los demás es uno de sus elementos fundamentales y constituye un elemento fundamental de la democracia”, precisó el experto en sociodemografía de la violencia.
La efeméride
El 12 de diciembre de 1996, la Asamblea General de la ONU invitó a sus integrantes a conmemorar el Día Internacional para la Tolerancia el 16 de noviembre de cada año, con actividades dirigidas tanto a los centros de enseñanza como al público en general.
Previo a la resolución respectiva, el 16 de noviembre de 1995, los Estados miembro de la UNESCO aprobaron la Declaración de Principios sobre la Tolerancia y el Plan de Acción de Seguimiento.
En el documento final de la Cumbre Mundial 2005, se reafirmó el compromiso de fomentar el bienestar, libertad y progreso humano en todas partes, así como de alentar la tolerancia, el respeto, el diálogo y la cooperación entre diferentes culturas, civilizaciones y pueblos.