Jugar es cosa seria. En los primeros años no es sólo nuestro pasatiempo o una pasión, sino un deber y una habilidad para la supervivencia. “No podemos hablar del juego como actividad sin involucrar al juguete, y éste es un sistema que requiere del niño, el objeto y una intención lúdica”, consideró José Gilberto González Méndez, alumno del Centro de Investigaciones de Diseño Industrial (CIDI) de la Facultad de Arquitectura (FA) de la UNAM.
“El objeto designado para fungir como tal puede fallar si el niño no se interesa lo suficiente para interactuar con él. Sin embargo, el más mundano y cotidiano puede desempeñarse como juguete, todo depende de cómo responde a las necesidades de juego del infante. Este objeto es también el primer contacto íntimo que tenemos con un objeto producto del diseño industrial”, comentó.
El universitario fue distinguido en Alemania con el Premio Braun 2012, al mejor diseño industrial para estudiantes en América Latina, por su creación denominada Ollin.
“Desde principios de junio, me notificaron que estaba entre los 50 finalistas vía correo electrónico, mismo medio por el que me comunicaron el resultado final. No es la forma más dramática de enterarse, pero no fue algo exento de emociones; desde la primera notificación, cada vez que abría la bandeja de entrada era como Navidad”, recordó.
Ollin (del náhuatl movimiento perpetuo) es un juego de construcción que gira en torno al tema de la evolución de las especies, explicó el alumno del CIDI. Consiste de una combinación de piezas rígidas y flexibles que pueden configurarse de distintas formas en función del tipo de criatura que se desee obtener. Cada set para armar representa un árbol evolutivo, del cual un ancestro común deriva en distintos animales más complejos.
“Es un juguete que puede reinventarse por años a través del niño, y evitará que decenas de otros juguetes sean adquiridos y desechados; esto es bueno para la economía familiar y para el ambiente. Si es lo suficientemente flexible para sobrevivir a los cambios, es menos probable que su futuro a corto plazo se encuentre en un bote de basura”, dijo.
El diseño industrial como divulgador
Gilberto González expresó que otra área a la que desea llevar su vocación por el diseño industrial son las ciencias. El diseño es una poderosa herramienta de comunicación y como tal también puede aprovecharse como un vehículo para la divulgación científica.
El universitario indicó que ya existen opciones en el mercado del juguete educativo; el problema, acotó, es que estos productos son más bien descriptivos y contemplativos, por lo que no es tan sencillo que estimulen el pensamiento divergente. Si un juguete educativo te deja con más preguntas que certezas, entonces hace bien su trabajo.
“Como plan a futuro, me encantaría diseñar para contagiar curiosidad, vincularme con otras áreas, ingeniería, museografía, producción audiovisual, porque ya no pienso en productos, sino en experiencias. La precisión con la que uno puede expresar un diseño estará dentro de los límites de nuestra habilidad para hacerlo tangible; debe haber fidelidad entre el proceso mental de conceptualización y el resultado final”.
González Méndez participó con Ariel Rojo y Gava Diseño en el “Mexico Design Challenge 2011”, convocado por la firma neoyorquina Kikkerland, con el proyecto “Fossil Eraser”, que fue electo entre los cinco más importantes para producción y distribución internacional. Puede verse en: http://www.kikkerland.com/products/fossil-erasers/.