Cerca de la costa de Alabama, unos buzos descubrieron un bosque primitivo a dieciocho metros bajo el mar. Este bosque de árboles cipreses fue enterrado bajo los sedimentos del océano, y protegido en un ambiente sin oxígeno, por más de 50,000 años, pero al parecer fue desenterrado por el huracán Katrina en 2005.
El deleite de los animales es tal que no hay ningún nudo en los troncos que no esté habitado por cientos de peces, almejas, cangrejos, anémonas, serpientes… Cada árbol se ha vuelto un arrecife donde antes no había nada. Y los troncos están tan bien conservados que si cortas un pedazo aún puedes oler el ciprés de la antigüedad. Sin embargo, debido a todos estos animales, al paisaje submarino le quedan pocos años de existencia.
Ben Raines, uno de los buzos que exploró la zona, apuntó para Our AmazingPlanet: “Nadando alrededor de estos troncos y leños se siente como si estuvieras en un mundo de hadas”.
La locación exacta es un secreto que comparten sólo un puñado de personas -un dendrocronologista, una geógrafa, un pescador y dos buzos- por las obvias razones de su estudio y preservación.