Hace miles de millones de años, el aspecto de Marte era muy diferente al paisaje polvoriento y árido al que ahora parece condenado. Lechos secos de antiguos ríos que una vez fueron caudalosos y la presencia de minerales que solo se forman con agua demuestran que el planeta tuvo una atmósfera mucho más densa que la actual, con una temperatura lo suficientemente cálida como para permitir la existencia de agua líquida sobre la superficie. Pero algo provocó que la atmósfera desapareciera y hoy solo queda un envoltorio tan fino como el de un caramelo. Por debajo, un mundo frío y estéril, expuesto a las radiaciones y al viento solar.
Resolver este misterio es el objetivo de la nueva misión de la NASA Maven (Mars Atmosphere and Volatile Evolution Mission), una sonda no tripulada lanzada con éxito esta misma tarde desde Cabo Cañaveral (Florida, EE.UU.) y que viajará durante diez meses a través del espacio hasta llegar al Planeta rojo en septiembre de 2014. Una vez allí, este artefacto de 2,4 toneladas, que ha costado 671 millones de dólares, iniciará una danza orbital elíptica que la colocará a veces a unos 150 km de la superficie marciana y en otras ocasiones a 6.220 km.
Según han explicado fuentes de la NASA, en el curso de un año Maven empleará ocho instrumentos científicos para medir la proporción de isótopos de hidrógeno en ese débil y tenue «papelillo» que envuelve el planeta. El principal «sospechoso» del robo de la atmósfera de Marte es el Sol, a causa de las potentes radiaciones y el viento solar, un inagotable chorro de gases cargados eléctricamente que son expulsados al espacio de forma continua. Como el Planeta rojo perdió su campo magnético durante sus primeros años, la atmósfera quedó expuesta a ese viento solar, que la barrió casi por completo (su densidad es apenas el 1% de la terrestre). Ahora, los científicos tendrán la oportunidad de confirmar si esta hipótesis es acertada, o si existen otros elementos en juego, como los impactos de grandes meteoritos.
Maven también cumplirá una misión adicional como estación de relevo para las comunicaciones entre la NASA en la Tierra y sus dos rovers exploradores en terreno marciano, Opportunity y Curiosity. Hasta ahora estas funciones han sido llevadas a cabo por otros dos satélites, Mars Odyssey y Mars Reconnaissance Orbiter, que todavía gozan de buena salud, por lo que Maven solo trabajará como suplente durante su primer año en órbita.